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Perspectivas sobre el mundo del trabajo
Foto: ILO/OIT Giuseppe Restrepo Marin

Podcast el futuro del trabajo

Episodio 13
Cooperativas

Soluciones locales para desafíos globales: el rol de las cooperativas para promover el trabajo decente

1 de junio de 2022
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Según datos de la Alianza Cooperativa Internacional, en todo el mundo existen tres millones de cooperativas, que representan al 10 por ciento de la población empleada. Es decir que el movimiento cooperativo hace un aporte muy significativo para crear trabajo decente y para impulsar un crecimiento económico inclusivo y sostenible. Sobre esto hablamos con el académico Alex Roig, presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social de la República Argentina.

Transcripción

-Hola, te doy la bienvenida a una nueva emisión del podcast de la OIT

sobre el futuro del trabajo.

Mi nombre es Pablo María Sorondo y te saludo

desde la ciudad de Buenos Aires en Argentina.

Este episodio se enfoca en la economía social y más precisamente

en el rol de las cooperativas para contribuir a mejorar

las condiciones de vida de hombres y mujeres en todo el mundo.

Este año la agenda de la Conferencia Internacional del Trabajo incluye

un punto relacionado con el trabajo decente

y la economía social y solidaria.

Aunque las definiciones formales varían en cada país, hay valores comunes en torno

a la protección de las personas, el cuidado del planeta,

el esfuerzo colectivo y el igualitarismo.

Según datos de la Alianza Cooperativa Internacional,

en todo el mundo existen 3 millones de cooperativas

que representan al 10% de la población empleada.

Es decir, que el movimiento cooperativo

hace un aporte muy significativo para crear trabajo decente y para impulsar

el crecimiento económico, inclusivo y sostenible.

En este contexto, podría decirse que si bien

los desafíos son globales, las soluciones son locales.

Sobre esto vamos a dialogar con Alex Roig, un reconocido académico

y funcionario argentino de origen francés quien actualmente es

el presidente del Instituto Nacional de Asociativismo

y Economía Social de la República Argentina.

Alex, bienvenido.

Muchas gracias por acompañarnos en el podcast de la OIT.

-Muchas gracias a usted por la invitación.

-Para comenzar, quisiera pedirte si pudieras darnos

un mapeo de las cooperativas en el mundo, y si es posible

en la región de América Latina y el Caribe.

-Como bien describiste en la introducción, el cooperativismo y el mutualismo

están presentes en todo el planeta garantizando servicios,

garantizando producción, organización del trabajo.

Efectivamente, lo que vemos es que en cada país en promedio

el 10% de la actividad económica, son los datos que tenemos registrados,

está en manos del asociativismo.

Nosotros lo que vemos a nivel mundial dado

el grado de la informalidad de la economía,

que seguramente la vida asociativa es muchísimo más.

De hecho, si nos referimos a Argentina en particular, podemos arriesgarnos

a decir que es 70% de la población está vinculado de una forma

u otra al asociativismo, con lo cual es una forma organizativa

que está presente en todo el mundo.

En el continente en particular es muy fuerte, en Argentina, en Brasil,

en México.

Da cuenta que la humanidad se dio así misma

una forma de organización de trabajo a la producción de los servicios que tiene

que ver con una tradición que tiene siglos y que propone otra forma de organizar

la vida social.

-Para tener clara la magnitud de lo que nos acabás de contar,

ayúdame, por favor, a precisar los datos que recién comentabas.

¿Podría decirse que una de cada 10 personas que trabajan

en el mundo lo hacen en el marco del asociativismo

y en Argentina serían siete de cada 10 personas?

-No sería exactamente eso porque muchas personas

que forman parte del asociativismo lo hacen como socio, por ejemplo,

de una mutual de seguro.

En Argentina, la principal empresa de seguro es

una cooperativa y que tiene 10 millones de asociados.

No necesariamente la forma de participar de la economía social

no es solamente como trabajador, sino también como asociado.

Hay trabajadores asociados y hay asociados que no son trabajadores.

Sin embargo, su participación en el asociativismo sí tiene que ver

con una de las dimensiones de su vida como trabajador,

como es el caso que acabo de citar del seguro,

pero te podría agregar también de la salud, de las vacaciones,

del deporte, de los servicios públicos, en particular en Argentina.

Como verás, muchas dimensiones de la vida laboral

y productiva, si bien no es exactamente como trabajador,

pero sí vinculada a la vida de los trabajadores.

-Esto me hace pensar en una distinción que has hecho con frecuencia

entre las palabras empleo y trabajo, que parecen significar lo mismo

pero vos marcas una diferencia.

¿Podrías, por favor, explicar y desarrollar esa distinción

entre el empleo y el trabajo?

-Lo importante que esa distinción no la establezco yo,

la establecieron las organizaciones sociales en Argentina

a finales de los años 90, en un país

que tenía cuasi pleno empleo empezó a aparecer desempleo masivo

y los trabajadores en ese momento tomaron la decisión de organizarse en torno

a un movimiento de trabajadores desocupados,

un movimiento de trabajadores desempleados.

Esa denominación lo que hizo fue justamente dar cuenta

que uno pudiera ser trabajador sin ser empleado.

En sentido que, empleado es lo propio de alguien que trabaja

en relación de dependencia y un trabajador es alguien que trabaja sin estar

en relación de dependencia.

Hay esa distinción, que es bastante sutil, permite de entender

que los que no están en relación de dependencia no son necesariamente

emprendedores cuentapropistas, sino que en caso de Argentina

reivindicaron la identidad de trabajador.

¿Qué significa reivindicar la identidad de trabajador?

Significa también buscar organizarse gremialmente.

En el caso de Argentina fue la Constitución primero

de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular

y ahora la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular.

Significa querer pensar el trabajo en términos también de derechos

y significa también entender que la disputa

por el valor del trabajo tiene que ver con marcos institucionales en el cual

se organiza la atención entre los que se benefician del trabajo

y los que ofrecen su trabajo.

Eso en lo que llamamos la economía popular en Argentina, esos trabajadores

que no están en relación de dependencia, implica

la creación de nuevas instituciones laborales.

Por eso esa distinción entre empleo y trabajo es muy importante

en la agenda argentina, estoy seguro en la agenda latinoamericana.

-En seguida voy a hacerte una pregunta respecto

al tema de la informalidad que tocaste, pero ahora me interesa consultarte

por el rol del cooperativismo y el mutualismo en Argentina.

¿Crees que se puede pensar en un modelo de negocio distintivo

en torno al cooperativismo?

-Creo que se puede pensar un modelo de negocio distintivo y pensar

un modelo de país distintivo.

Las dos cosas, en el sentido de que el cooperativismo

y el mutualismo ha dado con creces muestras

de una capacidad de organización de la producción eficiente

y por varias razones. Quiero destacar cuatro.

La primera es que es un sistema productivo en el cual todos los que están implicados

en el proceso productivo están democráticamente afectados

por los resultados de su emprendimiento colectivo.

Primer punto.

Es como cuando uno dice, "Este negocio está atendido

por su propio dueño".

En ese caso, es un negocio atendido por el conjunto de personas

que están implicadas en el proceso productivo.

Eso también viene pareciendo a otros términos,

una organización democrática es una organización donde todos

están implicados en el destino común que hay en la empresa.

Punto dos.

El cooperativismo en general moviliza personas

que se articulan en torno a un objeto particular

sobre el cual han desarrollado un saber.

Son trabajadores que despliegan un saber particular

y se organiza en torno a ese saber.

Tercero.

Son empresas que reinvierten el excedente, eso tiene una gran eficacia

en términos de desarrollo productivo

porque no hay apropiación privativa del excedente,

con lo cual, todo el excedente de la empresa va

en mejorar la empresa.

Por otra parte, permite un anclaje territorial del excedente,

porque en general el excedente queda en el lugar donde está la cooperativa

o la mutual.

El cuarto punto que nos parece fundamental,

que tiene que ver con la necesidad de estar todo el tiempo preguntándose

sobre los dispositivos tecnológicos.

En este contexto es clave, ¿por qué?

Porque en una empresa cooperativa no podés actualizarte tecnológicamente

y desprenderte de la sociedad, no existe eso.

Con lo cual, todo aggiornamento tecnológico

tiene que estar hecho en función de las responsabilidades,

el respeto por las personas que constituyen la cooperativa,

con lo cual, en el cooperativismo

tenemos el punto central del control social de la tecnología

que tanta falta nos hace en esta etapa de capitalismo.

-En Argentina y en otros países de la región,

América Latina y el Caribe, el trabajo no registrado,

el trabajo informal es uno de los principales desafíos

que enfrentan los gobiernos, los empleadores y el sector sindical.

¿Crees que el movimiento cooperativo puede contribuir

con la transición hacia la economía formal?

-Yo creo que las categorías que tenemos a disposición para entender

el mundo laboral hoy nos dificultan acceder a la realidad,

en el sentido de que todavía pensamos la economía, la economía laboral,

la economía productiva en término de empleado y empleadores,

vuelve a la pregunta que me hiciste al inicio.

Yo sé que en la OIT es importante porque la concepción tripartita

del mundo del trabajo

en el cual ahí está el estado, los empleados y los empleados,

es el que ordena la dinámica institucional del mundo laboral.

En ese caso, nosotros lo que planteamos

es que dentro de las llamadas economías informales

hay una cantidad de formas organizativas laborales que tienen sus formas,

como bien vale la redundancia.

En el caso de Argentina, nosotros creamos un registro

que se llama Registro Nacional

de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular,

que hoy en día tiene 3.200.000 registrados.

Para que se entienda bien, en Argentina la mitad de la fuerza laboral

no está en razón de dependencia.

Lo digo por la negativa hasta que tengamos una categoría positiva.

De esa mitad, la mitad, el 25% total de la población,

está en lo que llaman la economía popular, gente que generó su propio trabajo,

que se considera así mismo como trabajador pero que, sin embargo,

el valor de su trabajo depende de una relación social.

Es el caso en siete ramas de actividades que nosotros hemos identificado

que son el reciclado, la pequeña construcción, la producción de alimento

a través de la agricultura familiar, la pequeña manufactura,

tipo talleres textiles, la venta

en un espacio público bajo todas sus modalidades, la economía del cuidado

y todo lo que tiene que ver con reciclado, creo que ya lo dije.

Son siete ramas.

En esas siete ramas

hay distintas instituciones que permite discutir el valor del trabajo

y los derechos del trabajo.

Ese es un proceso de organización que está en curso.

Claramente, el cooperativismo y mutualismo es la forma legal disponible

en el mundo occidental que permite organizar ese trabajo

sin patrón pero inscrito en una relación social que permite,

ese es el punto clave de la institucionalidad,

repensar formas contemporáneas

de la relación tripartita del mundo laboral tradicional.

Es decir, donde no hay necesariamente un empleador y un empleado,

pero donde hay un trabajador y alguien que se beneficia

con el trabajo de ese trabajador.

Cuando uno establece esa relación social dentro de lo que nosotros llamamos

la economía popular y un patrón oculto, vuelve a aparecer la forma tripartita

en el cual el estado interviene para organizar el trabajo

y en garantizar el proceso distributivo de la valorización productiva.

-Alex, estamos todavía navegando una pandemia que tuvo un impacto

sin precedentes en todo el mundo y un impacto que además fue muy desigual.

Todavía estamos en el contexto de una crisis global que,

a los problemas climáticos y demográficos que ya existían,

sumó desafíos relacionados con la energía, la producción

y la distribución de alimentos.

En este contexto, ¿qué aportes

y qué respuestas pueden surgir desde el movimiento cooperativo pensando

en la construcción de una nueva y mejor normalidad en torno

al mundo del trabajo?

-En gran medida, muchos de los problemas

que acabás de listar son problemas endógenos a la organización capitalista.

Eso es importante recordarlo, porque a principio de la pandemia ahí existía

ese debate si el fenómeno de la pandemia es un problema exógeno al capitalismo

o endógeno al capitalismo.

Si asumimos que es un problema endógeno,

que forma parte de la lógica de organización del capital

y que asumimos que también la producción de alimentos es

un problema endógeno al capitalismo, que asumimos que el problema energético

es un problema endógeno al capitalismo, entonces implica cuestionar

la forma de organización del capitalismo contemporáneo

en su totalidad.

¿Qué puede aportar eso al cooperativismo y mutualismo?

Justamente, creo que varios problemas que tiene el capitalismo contemporáneo.

Primero, su orientación rentística financiera

que hace que el trabajo de la producción no esté en el centro de la vida común.

El cooperativismo y el mutualismo pone a las personas y por ende,

el trabajo de la producción en el centro de la economía.

Ahí tenemos claramente un contrapunto evidente

con el modelo actual.

Segundo.

Como decíamos anteriormente, toda la forma de trabajar del cooperativismo

y mutualismo que implica preocuparse por el bien común,

reinvertir los excedentes a nivel local, el anclaje en los territorios donde

se desempeñan las cooperativas y las mutuales permite

una orientación de los efectos ambientales,

alimenticios y energéticos que sean a favor del bien común.

Tomo un ejemplo.

Nosotros en Argentina 60% de la producción de energía

está en manos cooperativas.

Hay múltiples proyectos de transición energética

en Argentina que no tiene que ver

con construir grandes parques eólicos sino pequeñas parques solares

o eólicos locales que alimenten ciudades más chicas con una escala más chica.

Da cuenta infine , ese sería el último punto, me parece,

de que en el mundo nos confrontamos a dos grandes modelos.

Un modelo donde lo que importa es lo grande, lo concentrado,

lo centralizado o un modelo donde se defiende lo local, lo comunitario,

lo que produce a una escala realista en función de las necesidades locales.

No necesariamente significa lo chico, significa lo adaptado a la realidad humana

y a la talla humana de la producción.

Me parece que si tomamos todos esos elementos,

claramente cuanto más componente cooperativo y mutual tenga una sociedad,

más sustentable en términos sociales, ambientales, en términos alimenticios

y energético, va a ser la sociedad.

De eso estamos convencidos.

-Alex, muchas gracias por este diálogo y por acompañarnos en este episodio.

-Muchas gracias a vos.

-Sin duda, nos queda mucho que aprender sobre el rol de las cooperativas

y del asociativismo como eje de la economía social

y solidaria.

Para más información sobre este y otros temas, podés visitar

el sitio web de la OIT en www.ilo.org.

Mi nombre es Pablo María Sorondo y les dejo un gran saludo

desde la ciudad de Buenos Aires en Argentina.

Muchísimas gracias por habernos acompañado en un nuevo episodio del podcast de la OIT

sobre el futuro del trabajo.