Mi madre no pudo enviarme a la universidad, pero yo soy muy ambiciosa, y ello me permitió llegar a ser una de las primeras mujeres de Gambia en dirigir una empresa de construcción.
Obtenía buenas notas en inglés y matemáticas en el colegio y quería ir a la universidad. Pero mi madre era madre soltera. Regentaba un pequeño comercio y tenía que ocuparse de mí y de mi hermana menor, y levantarse a las tres de la mañana para preparar pasteles de pescado, que vendía por sólo un dalasi por unidad. De ahí que sólo tuviéramos lo justo para las necesidades cotidianas.
Ahora tengo 22 años y construyo carreteras, junto con un equipo de 125 jóvenes.
Hay mucho desempleo en Gambia que afecta, en particular, a jóvenes de mi edad. Muchos abandonan el país para buscar trabajo porque aquí no hay empleo suficiente.
Al terminar la escuela me inscribí en el Programa de Inversiones Intensivas en Empleo (PIIE) de la OIT. Aprendimos a utilizar la tecnología "Do-nou". Ésta consiste en preparar una "bolsa gunny" con grava. Luego se compacta y se utiliza para rehabilitar carreteras inaccesibles entre comunidades, a fin de facilitar la circulación por ellas.
Yo formaba parte de un grupo de 125 jóvenes de mi región que siguieron esa formación durante un mes. Estábamos satisfechos con los conocimientos que habíamos adquirido, si bien no servirían para nada de no aplicarlos. Así que al terminar la formación decidimos reunirnos y abonar cada uno 100 dalasis para crear nuestra propia empresa.
La mayoría de nosotros procedemos de entornos pobres. Queríamos tener trabajo para ayudar a nuestras familias. Decidimos llamar a nuestra empresa CODEM, que significa "Desarrollo y mantenimiento de carreteras comunitarias".
Me eligieron como líder, así que soy Directora General. No es fácil dirigir esta empresa, sobre todo porque algunos de los empleados tienen más edad que yo.
Pero estoy dispuesta a hacer todo lo posible para mantener la fortaleza de nuestra empresa y que se nos conozca en todo el mundo.
Nuestro equipo directivo busca contratos y fondos a diario, en los sectores gubernamental y privado, así como en Facebook.
Nuestro primer contrato fue en el parque Badala, en el que recibimos la formación de la OIT. Allí rehabilitamos la carretera mediante la tecnología "Do-nou". Ya tenemos un tercer contrato.
En ocasiones, la gente me ve con la pala recogiendo arena y echándola a la carretilla. Su rostro parece decir: "una mujer no puede hacer eso". Sin embargo, es algo que sé que puedo hacer. Como mujer, también quiero contribuir al desarrollo del país.
Hay personas con discapacidad entre nosotros. Y migrantes retornados. La mitad somos mujeres. Nuestra empresa está aquí para ofrecer trabajo a los jóvenes. Y garantizar que, en lugar de buscar trabajo, lo proveamos.
Viajar a Japón para asistir a la Conferencia Internacional de Tokio sobre desarrollo en África en 2019 fue el mayor logro de mi vida.
Es la parte más importante de mi historia que cuento en todas partes, es decir, que recibí formación de la OIT en el marco de un proyecto financiado por el Gobierno de Japón y que tuve la oportunidad de ir luego a ese país para realizar una presentación y explicar las ventajas de esa formación para los jóvenes de Gambia.
Deseo que esta empresa redunde en beneficio de muchos otros jóvenes de la comunidad y del país, para que sepan que hay un lugar para ellos en Gambia. No necesitan migrar a otros países para prosperar.
También deseo que las mujeres se animen y alienten a otras mujeres y personas con discapacidad en Gambia. Ya lo estamos logrando.
Soy muy ambiciosa. Quiero que todo el mundo en mi pequeña comunidad de Bakau me miren y digan: "Esa es mi hija".