Yo pertenezco a la generación que se sacrificó. De niña era buena estudiante y soñaba con ser piloto. Fui la primera persona de mi familia en Côte d'Ivoire que aprobó el bachillerato. Pero cuando terminamos los exámenes del instituto, en 2004, ya había empezado la crisis de Côte d'Ivoire.
Vengo de la región de Kabadougou, en el norte de Côte d'Ivoire.
Al proceder de una zona asediada, las fuerzas armadas nacionales, FANCI, nos llamaban estudiantes rebeldes. Yo era la primera de mi clase y estaba apuntada para entrar en el Instituto Politécnico Nacional Félix Houphouët-Boigny. La FANCI vino y nos sacó a algunos de las listas, diciéndonos que no éramos aptos para solicitar el ingreso en la institución.
Decidí abandonar Côte d'Ivoire e irme a Canadá, pero las autoridades me prohibieron inmigrar. Viniendo de una familia pobre, no pudimos superar los obstáculos.
Al final realicé dos títulos profesionales nacionales postsecundarios llamados "Brevet de technicien supérieur" (BTS), uno en gestión agrícola y otro en una escuela de ganadería. Me decanté por la agricultura porque era el campo que mejor conocía. Ya estaba familiarizada con el entorno ganadero; mi padre era avicultor y mi madre apicultora.
Cuando me licencié en 2009, la crisis financiera y el desempleo estaban en su punto álgido. Aplicaba a puestos de trabajo, pero no había oportunidades reales. Hice un poco de todo. Durante un tiempo regenté un cibercafé. También presté servicios de asesoramiento y orientación sobre la cría de aves de corral y conejos.
Entonces, una amiga empresaria, que sabía que tenía ambiciones empresariales, me habló del curso de formación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Inicie y Mejore su Negocio (IMESUN).En él se enseña a estructurar tu empresa y a organizar tus ideas. Presenté mi solicitud y me aceptaron en el curso.
Tenía muchas ideas. Quería hacer mil y una cosas a la vez. Participar en el IMESUN me ayudó a centrarme y decidí desarrollar un negocio de venta de miel.
Lo que más me gustó del curso IMESUN fue que nos ayudaron a plasmar nuestras ideas en papel. Nos hicieron hacer un estudio de mercado práctico. No sólo nos dieron formación teórica, sino que nos pusieron a trabajar. Primero hicimos todo lo necesario a nivel práctico. Cuando salí del IMESUN, tenía un proyecto terminado que incluía un plan de empresa.
Una de las cosas que aprendimos durante el curso de formación del IMESUN fue que hay que conocer lo mejor posible tu ámbito de actividad y minimizar los riesgos. Yo tenía formación en ganadería y, a través de mi madre, tenía experiencia en apicultura, lo cual pude aprovechar.
Cada vez que volvía a mi pueblo, veía que la gente tenía miel con la que no sabía qué hacer. Al mismo tiempo, aquí en Abiyán, la gente buscaba una miel muy buena pero no sabía dónde conseguirla.
Me dije: "¿Por qué no ser el puente entre estas personas? "
En aquella época también había una tendencia a vender todo en envases individuales: pasta de dientes, leche en polvo, mayonesa, incluso una comida. Se me ocurrió la idea de vender la miel también de forma individual. Así la gente puede usarla en todas partes y en cantidades muy concretas. Además, no ensucia, lo cual es otro problema cuando se lleva miel encima.
Con mi plan de negocio, 11 millones de francos CFA (18.350 dólares) de ahorros y 100 millones de francos CFA (167.000 dólares) de fondos de inversión, me sentía preparada para poner en marcha mi proyecto.
Sin embargo, cuando empecé mi negocio de la miel, fue muy difícil. Mi familia no me apoyaba en absoluto. Pero he aprendido como empresaria que cuando crees en algo, no debes renunciar a tus sueños por los demás. Tienes que crear tu propia historia.
Hace ya cinco años que tengo el negocio. Hemos ganado varios premios, entre ellos el Premio CGECI al Emprendimiento Femenino en 2019. Actualmente distribuimos a todos los supermercados de Abiyán y de otros lugares de Côte d'Ivoire. También hemos empezado a captar nuevos clientes, como farmacias y hoteles. Además, trabajamos con restaurantes-cafeterías, que ofrecen nuestros packs individuales a las personas que quieren miel en lugar de azúcar.
El mayor reto al que nos enfrentamos es el suministro, así que decidí dedicarme a la producción. Actualmente tenemos 100 colmenas. Nuestro objetivo es tener entre 1500 y 2000 colmenas para finales de 2025.
A largo plazo, quiero obtener la certificación y que la miel de "labeille" esté en los estantes de los supermercados de Europa y la región del Golfo, del mismo modo que las mieles europeas están en nuestros estantes de Abiyán.
Cuando era niña, la aventura y los viajes me fascinaban. Me hacían soñar con ser piloto. Emprender también es un viaje lleno de aventuras. He conocido a gente, he aprendido a afrontar problemas y ahora consigo vivir decentemente. Para mí, eso es bueno.
Cuando empezamos, la miel se compraba a 500 francos CFA (83 céntimos de dólar) el litro a los agricultores. Hoy, con el valor añadido y el protagonismo que hemos dado a la miel, la gente compra un litro de miel a 1.500 francos CFA (2,49 dólares estadounidenses). Antes, los agricultores tenían dificultades para vender su producción. Ahora han triplicado el precio de venta de su materia prima.
Estoy muy orgullosa de saber que he contribuido a ello. Hay una cita de Ralph Emerson que siempre me ha gustado, desde que era estudiante. Decía: "No vayas por donde te lleve el camino, ve en cambio por donde no haya camino y deja un rastro". Creo que eso es lo que estoy haciendo ahora y me enorgullece mucho.