Hola, y bienvenidos a este nuevo episodio de Las Voces de la OIT,
un pódcast en el que hablamos del mundo del trabajo.
Hoy vamos a hablar de justicia social y más concretamente
de lo que significa en el sector agrícola en Colombia, de cómo está
la situación y de lo que habría que hacer para conseguir
más y mejores trabajos.
Uno de los grandes problemas que afronta Colombia,
como muchos países de Latinoamérica, es el de la informalidad laboral.
En el campo el problema es más importante
porque el sector rural conoce una altísima incidencia de prácticas,
como la subcontratación informal y lo que suponen
riesgos a la salud y seguridad de las o los trabajadores,
salarios bajos y ausencia de protección social.
Vamos a hablar de esto y en particular de la situación de las mujeres
agricultoras con Elva Molina.
Elva es palmicultora en el departamento del Norte de Santander.
El sector de la palma en Colombia,
que genera alrededor de 200.000 empleos directos e indirectos en el país,
es considerado como uno
de los que tiene mayor potencial para crear trabajo decente en el campo.
Hola, Elva.
Muchas gracias por estar con nosotros.
Elva, llevas cultivando la palma desde hace casi 20 años.
Has pasado de cinco hectáreas,
ahora a 45 hectáreas y tienes unos cinco trabajadores que están contigo.
Cuéntanos tu situación y los problemas a los que te
has enfrentado y a los que te sigues enfrentando.
Mi persona sembró la palma en el 2005.
A la fecha, los problemas que he tenido
más complicados ha sido el orden público,
que bregamos siempre para sacar la fruta.
En el 2011 fue tumba de puentes y nos tocó muy difícil porque nos tocaba
picar el producto para echarlo en costales y sacarlo hacia la planta.
En el 2013 nos dificultó también unos paros que hubo, casi dos meses.
También nos dificultó mucho porque fueron las mejores
cosechas que se nos perdieron en ese entonces.
Creo que tú trabajas además en una zona especialmente complicada,
donde hay problemas de seguridad.
Sí. Hay problema de seguridad porque aquí en esta zona hay varios grupos,
uno no sabe quién es quién.
Sí ha sido un poco complicado,
pero nosotros somos madres echadas para adelante,
puesta la mirada en Dios y no hacia los lados,
sino sabemos a dónde vamos y a dónde queremos
llegar con nuestro cultivo de la palma.
Imagino que, siendo mujer, todo debe ser bastante más difícil, ¿no?
Sí. Es un poquito difícil, pero no imposible,
porque uno lo que quiere en esta vida uno lo va alcanzando paso a paso.
Uno de los grandes problemas que se enfrenta
el campo es que hay mucha informalidad.
Creo que tú piensas que se puede crear trabajo decente y ofrecer
oportunidades reales de desarrollo especialmente a los más jóvenes.
¿Cuáles crees que deberían ser las medidas para facilitar
que esto ocurra en el entorno que nos has contado,
que a veces no siempre es fácil?
¿Qué debería hacerse?
Lo primero es legalizándonos nosotros
como personas naturales para poder generar un empleo digno,
con su seguridad, poniendo la mirada,
porque hoy en día los jóvenes ya se están dando cuenta que el campo es vida.
En el campo están saliendo todos aquellos jóvenes del campo,
ya están pudiendo ir a una universidad para hacer agrónomos,
ser de esas personitas que el campo necesita.
Gracias a Dios, por medio de la palma,
nos ha llevado a ser personas reconocidas porque ya tenemos
con todos los implementos que le damos al trabajador,
las horas que se deben trabajar lo que es.
Si trabajan horas extras, uno
les da a ellos lo que es de ellos.
No trabajar ilegal, hacer todo como la ley lo manda.
Que todo el trabajo se pague,
que todo el trabajo se contabilice y que esté todo legal.
Sí, que esté todo en orden. Sí, así es.
Sí, que todo sea legal, que donde nos paremos nos puedan decir,
"Este hace las cosas bien porque los trabajadores que tienen
se sienten bien con esa persona,
porque están con todo lo de la ley manda".
Antes decías que los jóvenes no lo veían tan claro,
pero que ahora sí se están dando cuenta que,
como tú dices, "El campo da vida".
¿Es también gracias a esta formalización del trabajo
que los jóvenes pueden pensar que el campo es un fututo?
Sí, y bastante.
Hoy en día le están apuntando los jóvenes más al campo
que a la ciudad porque el campo es vida,
yo siempre digo que el campo es vida.
De ahí pueden salir agrónomos,
cantidad de personitas que le apunten al campo,
que ayuden a cuidar el campo, a crecer al campo,
porque si nosotros tenemos un campo que es fructífero,
la ciudad puede estar bien.
¿Eso es algo que tú no veías cuando empezaste?
No, porque la mayoría de jóvenes, la mayoría querían ir para la ciudad.
Lo uno, por el ambiente que había en las zonas,
un poco más complicado, pero gracias a Dios,
primeramente a Dios y a la palma que ha llegado aquí a esta zona,
ha hecho cambiar el estilo de vida incalculable.
La verdad, el campo es vida.
Gracias a Dios por la palma que ha llegado acá.
Han salido personas capacitadas, se están capacitando,
ya vienen de otros departamentos a aportarle al campo.
Por eso el joven hoy en día le está apuntando al campo.
Antes no se veía eso,
antes no se veía porque el campo no tenía algo estable.
No había algo que le remunerara a la personita de estar en el campo,
que tenía las oportunidades era en las ciudades,
entonces la mayoría se iban hacia las ciudades.
¿Cómo te ves tú dentro de 10 años?
¿Quieres tener más hectáreas?
¿Quieres tener más gente trabajando contigo?
¿Cuáles son tus proyectos?
Sí, porque si uno tiene la capacidad,
que Dios le da la capacidad a uno de uno adquirir,
uno puede generar más empleos bien formalizados.
Hay muchas personitas, la verdad,
que desean de un trabajo y casualmente acá me llegan muchos,
"Mire, que quiero trabajar con usted".
Digo, "Dios mío, no me alcanza, no puedo.
Lo que tengo ya no da, sino para los que tengo".
Eso le parte a uno el alma, el corazón.
Digo, "Dios mío, quisiera tener
más para tenerlos a todos metidos en mi núcleo".
Muchas gracias, Elva, por tu testimonio.
Ahora, para entender un poco mejor el problema
del trabajo decente en el campo en Colombia y,
en particular, en el sector de la palma,
que genera alrededor de 200.000 empleos directos e indirectos en Colombia,
vamos a hablar con Paola Campuzano,
que es coordinadora del proyecto Cadenas
de Suministros para Reconstruir Mejor en Colombia,
un programa conjunto de la Unión Europea y de la OIT,
y que tiene también amplia experiencia en el tema del trabajo rural decente.
Hola, Paola. Gracias por estar con nosotros.
Cuéntanos, ¿cuáles son los grandes retos a los que se enfrentan mujeres como Elva?
En el caso del sector palmero,
es un sector altamente masculinizado todavía.
Se estima que más o menos el 30% de las mujeres
tienen cabida dentro del sector.
Eso por supuesto es parte de los retos que giran.
Evidentemente, las condiciones de trabajo en las que se realiza
la actividad palmera no sigue siendo óptima,
inclusive para desarrollar muchas
de las actividades que se llevan a cabo día a día.
En materia de formalización laboral de seguridad y salud
en el trabajo encontramos que normalmente quienes
son más susceptibles de los componentes de formalización siguen
siendo inclusive los hombres y no precisamente las mujeres.
Eso está muy asociado inclusive, Isabel,
por la fuerte componenda que hay alrededor de ver a las mujeres
frente a las economías del cuidado, que son las que preparan los alimentos.
Así que se invisibilizan un poco dentro de las actividades
propias que se llevan a cabo dentro del sector.
Justamente para animar a mujeres como Elva,
a más mujeres como ella,
que con su valor y con su increíble energía están contribuyendo a este sector,
¿cuáles son los objetivos?
¿Cuáles son los proyectos a medio plazo para ayudarlas y para formalizar este
trabajo que está también contribuyendo a que jóvenes se interesen más al campo?
Nosotros desde la OIT llevamos más o menos unos
12 años acompañando al sector palmero desde diferentes
ángulos en los que tiene que ver con la promoción
del cumplimiento de las normas laborales.
Ahorita, ya para estos últimos años,
estamos haciendo una iniciativa en conjunto con el sector privado,
vinculada a por supuesto mantener el liderazgo en lo que tiene que ver
con la formalización laboral y la seguridad y salud en trabajo.
Además, redinamizando algunas lógicas sobre el papel
que tienen les mujeres en el sector.
Es así como inclusive desde palma y una de las mujeres líderes que nos ha
acompañado también dentro de la estrategia de intervención de la formalización,
que se denomina como Plan Padrino,
ha puesto a conocer una iniciativa que se llama Mujeres Salvando Vidas.
Este programa busca, uno, sensibilizar a las mujeres sobre el componente
de seguridad y salud en trabajo,
pero además se las ve como las nuevas líderes, por supuesto, del sector.
Eso yo creo que es la fiel historia que refleja Elva,
que además de ser una mujer increíble,
que tiene inclusive a sus hijos estudiando,
que ha podido desarrollar todo un proyecto de vida gracias
al sector y a la actividad que realiza tiene toda
una oportunidad para poder ser un muy buen ejemplo inspirador
para que otras mujeres puedan replicar parte de su historia.
Eso con muchas dificultades.
Porque como lo decía ella, en el caso de Colombia,
somos un país con un conflicto armado,
historia vinculada al conflicto de hace más de 60 años.
Eso hace que Elva, que está en una zona fronteriza,
donde evidentemente hay varios grupos armados,
[?] la formalización laboral sea un camino inclusive para darle
un proyecto de vida dentro de la legalidad y el trabajo decente.
Justamente, la formalización del trabajo puede contribuir en estas
condiciones tan complicadas a que haya más jóvenes o más personas,
que quizás no se quedarían en esta zona,
a quedarse y a poder trabajar en el lugar donde quieren vivir.
¿Estos programas pueden ayudar a este objetivo?
Fíjate que los retos que tenemos en nuestro país no son menores.
Colombia es el cuarto productor de aceite de palma del mundo,
el primero en América Latina.
Aun cuando el sector tiene algunas
condiciones que favorecen la formalización,
se ubica en zonas rurales,
donde hablar de formalización no es la cotidianidad, no es lo normal.
Por supuesto, la formalización sí que brinda un proyecto de vida.
Esto, nosotros desde la OIT se lo trasladamos inclusive
a tanto trabajadores como productores y empleadores,
desde recomprender que gracias a un trabajo formal puede
haber un proyecto de vida asociado a tener vivienda,
ser una persona que accede a la educación,
que puede tener otra vez una reelección distinta
inclusive con las entidades financieras.
Es realmente comprender que va mucho más allá
de tener un beneficio en materia de seguridad social,
sino es recomprendernos sobre todo lo que gira en torno al trabajo.
Inclusive, yo creo que Elva es un reflejo de esto en particular.
Es cómo el trabajo inclusive favorece
la paz y por supuesto la justicia social,
que es parte de lo que reza nuestra constitución,
ese preámbulo que es hermoso,
que evidentemente nos pone a todos los que estamos
un poco en esta organización
a repensarnos cómo podemos trasladar la paz y la justicia
social a través del trabajo decente.
Muchísimas gracias, Paola.
Lo has resumido perfectamente.
Hoy hemos estado hablando de trabajo decente
en el campo colombiano con Elva Molina,
palmicultora de Santander, y con Paola Campuzano,
especialista de la OIT y coordinadora de proyectos en Colombia.
Así terminamos nuestro pódcast.
En las próximas semanas seguiremos hablando de los cambios
en el mundo del trabajo y de cómo podemos lograr una mayor justicia social.
Por ahora nos despedimos y nos vemos muy pronto
con otro episodio de Las Voces de la OIT.
[música]