-Hola. Bienvenidos a este nuevo episodio de Las Voces de la OIT,
un podcast en el que hablamos de los problemas y de las cuestiones
del mundo del trabajo y de las profundas transformaciones
que está viviendo.
Hoy vamos a hablar de la productividad del trabajo en América Latina.
La productividad laboral
en América Latina sigue decreciendo respecto al mundo,
como ha indicado un reciente informe de la OIT.
Ante la evidencia de un persistente retraso regional
que compromete las posibilidades de encontrar un crecimiento sostenible,
más y mejores empleos, hay que preguntarse,
¿cuáles son las razones de este retraso?
También hablar de los principales factores que impulsan el aumento
de la productividad, la transición digital y las repercusiones de estos procesos
en el trabajo decente, de la creación de empleo
y en el desarrollo de empresas sostenibles.
Hoy vamos a hablar de esas cuestiones con José Manuel Salazar-Xirinachs,
secretario ejecutivo de la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe y con Miguel Sánchez Martínez, economista del Departamento
de Investigaciones de la OIT.
Hola a los dos.
Muchas gracias por estar con nosotros.
-Muchas gracias por la invitación, un gran placer.
-Muchas gracias.
-José Manuel, vamos a empezar, si te parece, con algo bastante básico,
que nos expliques brevemente
qué es la productividad y por qué es tan importante hablar de esto en 2023.
-Sí, muchas gracias.
En realidad, es un concepto básico, pero complicado.
Uno de los grandes economistas expertos en esto,
que escribió un libro que se llama El misterio del crecimiento económico,
dice que la productividad es un concepto difícil de comprender,
es usado para describir una variedad de características que afectan la relación
entre insumos y productos.
Yo creo que lo que habría que decir es que el concepto más simple
es que es la cantidad de insumo de trabajo
que se requiere para obtener una cantidad de producto
en un cierto periodo de tiempo.
Por ejemplo, imaginemos dos fábricas de zapatos.
Si en una primera fábrica 10 trabajadores producen 1.000 pares de zapatos al mes,
la productividad por trabajador en esa fábrica es
de 100 pares de zapatos por mes.
Es el número de pares de zapatos producidos
entre el número de trabajadores.
Si en una segunda fábrica 10 trabajadores tienen equipo moderno
y producen 10.000 pares de zapatos al mes,
la productividad en esa segunda fábrica sería de 1.000 pares de zapatos
por trabajador al mes.
Obviamente, la segunda fábrica tendría capacidad
de pagar mayores salarios a sus trabajadores
y aun así también de generar mayores ganancias para sus dueños.
Este ejemplo muestra que la productividad
depende del tipo de equipo y de tecnología que se tenga para producir.
Con más capital, equipo y tecnología, los ingresos de los trabajadores
y de los dueños de equipo serían mayores.
Eso que aplica a una fábrica aplica para todo el país.
Este ejemplo es muy simple.
Hay otras medidas de productividad, no quiero complicar la historia,
pero tal vez concluir diciendo
que es importante pensar que la productividad se puede pensar
y medir a tres niveles.
En el nivel de la empresa,
que depende de la gestión, de la tecnología, de los equipos,
del acceso al financiamiento.
A nivel de un sector completo, pensemos en un sector automovilístico,
en un sector de producir banano, café o cualquiera que sea,
que depende de la calidad de las cadenas de valor.
Agregando todo lo que es ese sector, la forma en que se colabora y los apoyos,
pero también a nivel de la economía en general.
Ahí el truco es pensar en el cambio estructural,
porque es diferente una economía que tenga muchos sectores modernos
y unos pocos rezagados,
a una economía que tenga solo tres o cuatro sectores modernos
y todos los demás rezagados.
Ese promedio y ese cambio dinámico también afectan la productividad,
cuando hablamos de la productividad a nivel de toda la economía.
-Cuéntenos un poquito cuál es la situación en América Latina,
que sigue teniendo unos resultados de productividad muy básicos,
con mucho retraso.
¿Cómo se explica esa situación?
-Desgraciadamente, si uno ve los diferentes trabajos
y las estadísticas,
en los últimos 30 o 40 años la productividad
de América Latina prácticamente no ha aumentado.
Si ve uno el comportamiento de países asiáticos,
algunos del este europeo
y compara los crecimientos del ingreso per cápita y de la productividad,
son países que han logrado alcanzar,
cerrar las brechas con los países desarrollados,
incluso superar en algunos casos o por lo menos llegar a la alta categoría,
mientras que América Latina más bien no se ha acercado.
Esto es un problema muy serio, porque la productividad se necesita
para crear mejores empleos, se necesita para crear el espacio fiscal
para financiar programas sociales.
Como dice Paul Krugman, "La productividad no es todo,
pero es casi todo en el largo plazo",
porque habilita poder financiar muchas otros elementos de bienestar,
incluyendo el estado de bienestar, incluyendo los sistemas de pensiones.
En fin, es lo que realmente determina la riqueza de un país.
Ahora, ¿Por qué América Latina tiene este desempeño tan malo en productividad?
-Es lo que le iba a preguntar, ¿por qué un factor tan importante
de pronto está fallando tanto?
-Ahí no hay soluciones mágicas ni un solo elemento para explicar,
pero sí le voy a mencionar cuatro o cinco que son fundamentales.
Uno es, América Latina tiene muchos sectores de muy baja productividad.
Un sector crítico es el de servicios, porque aunque hay un número de subsectores
de servicios de alta productividad, como el sector financiero,
mucho de los seguros,
algunos servicios médicos de alta productividad,
algunos servicios educativos,
algunos servicios comerciales y de transporte,
pero la gran mayoría de los subsectores de servicios,
los que dan masivamente empleo, son de baja productividad.
En la región tenemos, países con 50%, 60%,
hasta más del 70% del empleo en el sector informal
y la mayoría de ese sector informal son servicios.
No se puede decir que ahí hay manufactura,
pero algunas actividades de compra y venta,
es algo muy elemental, de muy baja productividad.
¿Esto qué quiere decir?
Que si lográramos aumentar la formalización
y reducir la informalidad,
estaríamos impulsando el crecimiento de la productividad.
Ahí hay un reto y una solución.
Segundo reto, es en el tipo y tamaño de empresas.
También es un problema.
Tenemos un enorme predominio de pequeñas empresas,
de microempresas y sobre todo de trabajadores
por cuenta propia, que traslapa con el tema de la informalidad.
Eso afecta también el crecimiento de la productividad.
Si uno ve las economías de alta productividad desarrolladas,
tienen mucha mayor proporción de empleo en empresas grandes y medianas,
que tienen mayor productividad que las microempresas
y los trabajadores por cuenta propia.
Un tercer elemento son todos los sistemas de innovación,
que en América Latina están muy subdesarrollados.
La inversión promedio e investigación y desarrollo de América Latina
es una cuarta parte o hasta menos
de la inversión promedio de investigación y desarrollo
de los países desarrollados de la OCDE.
Cuarto, en muchos países la falta de inversión en educación
y formación vocacional
o las ineficiencias en esos sistemas son un gravísimo problema.
Un país no puede participar de los paradigmas productivos
del siglo XXI sin una fuerza de trabajo moderna con las competencias
que demanda
este mundo
de la alta tecnología y digitalizado.
Desafortunadamente, si uno ve las tasas de matrícula,
las tasas de abandono en la secundaria,
incluso para los que no abandonan la secundaria,
el resultado en los test de PISA de la OCDE en lectura, etcétera,
tenemos un serio problema de capital humano.
Eso es clave para el futuro de la productividad.
Tal vez, quinto y para terminar,
todo el tema de la infraestructura básica, por supuesto, carreteras, puertos,
aeropuertos.
Eso ha mejorado muchísimo, pero hay todavía importantes brechas.
Sobre todo el transporte urbano.
Ahí tenemos un obstáculo muy grande, enormes ineficiencias
en las ciudades en el transporte,
en la modalidad urbana,
en la localización y el uso de las tierras
que también es un área donde podría ganarse mucho en productividad.
-Factores extremadamente complejos.
Miguel, desde la OIT, ¿tienes algo que añadir?
¿Qué opinas al respecto?
¿Cómo me contextualizas lo que está pasando en América Latina
con el resto del mundo en términos de productividad?
-Lo que acaba de mencionar José Manuel realmente resuena mucho
con lo que destacamos en el informe que acabamos de publicar hace un mes,
prácticamente.
Realmente estamos de acuerdo en que la caída de la productividad--
Lo que destacamos en el informe es que la caída de la productividad
en su origen fue un problema de hecho de las economías más avanzadas del grupo
del G7.
Sin embargo, lo que observamos es, como bien ha mencionado José Manuel,
que se ha expandido a todo el mundo y lo ha hecho especialmente
de manera más fuerte, incluso es un desafío,
incluso más grande en economías en transición
como es la mayoría de economías en la región de Latino América.
Como bien ha apuntado José Manuel, creemos efectivamente que no hay
una respuesta única a este problema
y que no hay una solución de política tampoco que sea unifactorial.
De hecho, creemos que efectivamente se trata
de un desafío multifactorial donde la importancia o el peso
de los distintos factores en juego varían entre países y regiones del mundo.
Como ha mencionado también José Manuel,
efectivamente existen ciertas partes del mundo,
como Asia y particularmente países como India y China,
que en su día antes del cambio de siglo,
lograron unas ganancias de productividad bastante notables
y consiguieron converger, como se dice en términos económicos,
a las economías más avanzadas del mundo.
Sin embargo, lo que destacamos en el informe es que efectivamente,
especialmente en esta última década, los últimos 10 años,
el crecimiento de la productividad, incluso en estas economías,
también ha caído en picada.
Además de todas las razones que ha listado José Manuel,
sin ser un expertos obviamente en la región,
también quería destacar
el papel que juega
un factor clave, como es el capital humano y las distribuciones del mercado laboral.
Claramente estos factores representan unas barreras muy importantes
para el crecimiento
de la productividad, debido a que impiden uno de los grandes factores
que facilitan el crecimiento de productividad,
que es lo que ha mencionado anteriormente José Manuel,
que es la escalabilidad de las empresas y el tener un tejido productivo
donde en base al tamaño de las empresas
se alcancen mayores ganancias de productividad.
Por otro lado, por añadir un segundo factor,
aparte de todo lo que ha dicho José Manuel,
diría que en la región quizás me atrevería a decir que la estabilidad política,
el estado de derecho sólido y su estabilidad política
en términos de políticas monetarias y fiscales,
son fundamentales para asegurar que haya
un contexto macroeconómico
que incentive la inversión
en base a la reducción de la incertidumbre económica.
Creo que en los momentos en los que estamos hablando,
que estamos viendo,
hay un gran nivel de incertidumbre a nivel global y especialmente
en la región.
-A estos factores, los que hemos estado hablando,
factores complejos, esta incertidumbre,
me gustaría hablar de algo en particular, que es el de la tecnología,
el acceso a la tecnología, la formación.
Históricamente, las tecnologías han ayudado a las personas
a ser más productivas.
Muchos expertos afirman que las máquinas serán tan eficaces
en el trabajo que muchos empleos se automatizarán, quizás
los humanos quedaremos regalados al segundo plano.
¿Cómo encaja esto en la ralentización de la productividad
que estamos observando?
Si quieres, Miguel, primero nos das una perspectiva global y luego,
José Manuel, te preguntaré más concretamente
sobre América Latina.
Miguel.
-Sí, claro. Creo que es una gran cuestión que ha hecho--
En parte también la atajamos en el informe.
Quería empezar diciendo que el proceso tecnológico
se considera el motor último del crecimiento
de la productividad en el largo plazo y del bienestar material.
Es un elemento clave en la modernización de las economías.
Por lo tanto, la tecnología desde luego es un factor clave también
en la región de Latinoamérica, ya que va a ser uno
de los grandes precursores
de la transición de las economías latinoamericanas,
para que se conviertan en último término en economías modernas.
Para responder a tu pregunta,
lo que observamos sobre la capacidad de automatización de las máquinas
y otros avances, como el de la inteligencia artificial,
lo que observamos es que no se ha dado un proceso realmente masivo
de desplazamientos o sustitución del trabajo.
Si bien hay importantes diferencias obviamente a nivel sectorial
y también a nivel del tipo de trabajo del que estemos hablando.
Es decir, trabajos más mecánicos y repetitivos sí que se han llegado,
por ejemplo, en la industria, a automatizar en gran medida.
Sin embargo,
otros trabajos en otros tipos de sectores, como puede ser en el sector
de la creatividad artística,
la inteligencia artificial no ha llegado ahí.
En este sentido, cabe mencionar que existen dos corrientes
de pensamiento económico
de economistas especializados en el campo de la innovación tecnológica,
que, por un lado, uno de ellos llamado el grupo de los tecnopesimistas,
entre comillas,
creen que las innovaciones actuales no son tan disruptivas
ni profundamente transformadoras
de la sociedad y la economía como pudieron ser las de antaño,
si pensamos en las grandes innovaciones de principio del siglo XX o siglo XIX,
como la electricidad o la máquina a vapor.
Por otro lado, la otra cara de la moneda son los tecnooptimistas,
que piensan que simplemente estamos en una fase de transición,
en la cual los frutos de las tecnologías digitales, por ejemplo,
aún están por hacerse sentir, por materializarse.
También existen otros grandes temas en torno al papel que juega
la economía digital en la redistribución de la renta
y en los objetivos que van más allá de la productividad
y que tienen que ver más con el bienestar material.
En resumen, lo que diría es que tanto el efecto sustitución del trabajo
que mencionaba anteriormente,
como el impacto sobre la productividad de las nuevas tecnologías,
simplemente está aún por ver y existe un alto grado de incertidumbre
al respecto de la capacidad real
y potencial que tienen estas tecnologías
de realmente contribuir a la productividad y al progreso económico.
-José Manuel, ¿cuál es la situación en América Latina en términos
de tecnologías digitales?
¿Hay que ser tecnooptimista? ¿Tecnopesimista?
¿Esto puede crear disensiones, diferencias entre los países,
dentro de las sociedades?
Cuéntanos.
-Sí.
Esto es un tema que, dependiendo de las características de cada persona,
da para el tecnopesimismo y para el tecnooptimismo,
pero depende de cómo uno vea la realidad.
El tema aquí es el siguiente.
En tecnologías digitales América Latina ha dado un gran salto,
ha venido en las últimas dos décadas,
nosotros y otras instituciones tienen los datos sobre cómo han aumentado
los usuarios de Internet, cómo se ha aumentado
la penetración de teléfonos celulares, cómo ha penetrado el Internet en general,
pero uno puede pensar, ver y además tener muchos ejemplos
de cómo las tecnologías presentan grandes oportunidades de cambios
y dar saltos para países como los de América Latina,
saltos en telemedicina, saltos en gobierno digital,
saltos en hacer políticas sociales de precisión,
por tener bases de datos donde se pueden tener
todos los recipientes para la política social.
Eso es un tema en sí mismo.
Hay ejemplos muy claros de políticas sociales que se han mejorado,
donde se ha eliminado la corrupción, donde se han bancarizado
los beneficiarios, etcétera.
Así podemos ir recorriendo otros temas para no hablar por supuesto
en el sector productivo, donde puede haber
todo tipo de desarrollos modernos en agricultura y demás.
Yo creo donde hay un poco de mala noticia de la automatización
y de la digitalización es en el tema de la manufactura,
porque ciertamente todo lo que es trabajo rutinario,
manufacturero y demás, ahí es donde la robótica
se ha desarrollado más.
No es que no haya robots en el sector servicios,
también hay muchos servicios que están en riesgo bajo
la automatización.
¿Eso qué quiere decir?
Eso quiere decir que la puesta tradicional a la industrialización
hay que repensarlo un poco,
no porque no sea importante, pero hay dos fuerzas
que han debilitado un poco esa apuesta en la industrialización
en este momento del siglo XXI.
Una, esta automatización y cambio tecnológico que hace
que aunque un país se industrialice mucho, puede llegar a producir mucho industrial,
pero con mucho menos mano de obra, por la automatización y las tecnologías.
Lo otro es, por supuesto, China y los otros países asiáticos
que se han convertido en potencias manufactureras.
Lo que hay que abrir
la mente y la discusión es a las oportunidades
en el sector servicios, de servicios modernos,
porque hay una verdadera explosión facilitada
por las tecnologías de servicios modernos, y uno ve las estadísticas,
todo el comercio electrónico,
todo lo que son exportaciones de servicios modernos empresariales,
una gran cantidad de cosas.
Hay una verdadera revolución
que está permitiendo que la integración económica,
que los flujos de comercio se vayan mucho por la exportación de servicios.
Hay otra revolución similar más bien con drones, con agricultura de precisión.
Mucho de la agricultura moderna son prácticamente fábricas.
Cuando hablamos de la industria 4.0, hay industria 4.0 no solo en industria,
sino en el sector servicios y en agricultura.
Yo creo que con esa mentalidad es que hay que aproximarse,
y así lo estamos haciendo en la CEPAL, al tema de las oportunidades
de desarrollo productivo en esta nueva etapa para América Latina.
Ahí uno puede ser mucho más optimista
basado en oportunidades como la electromovilidad,
como la economía circular,
todos los temas ambientales, la transición energética.
Hay muchas actividades de futuro, que es la nueva agenda de desarrollo,
donde pueden crearse muchos empleos.
Por supuesto, en los sectores más tradicionales,
ahí sí va a haber un impacto negativo
en el empleo y en las empresas.
-Nos estás diciendo que hay que repensar las cosas de otra manera.
José Manuel, ya para concluir, después de todo lo que hemos dicho,
de todos, la complejidad de los factores,
¿ves que hay signos de mejora de la productividad en América Latina?
¿Hay que enmarcarlo también en otro tipo de crecimiento,
que también tenga en cuenta el trabajo decente,
la gestión social?
¿Cómo ves la perspectiva de futuro?
-Sí, yo creo que hay muchos ejemplos y la realidad siempre es compleja.
Es difícil generalizar.
Si uno ve en países concretos, hay muchos sectores
con importantes incrementos de productividad, sectores muy modernos,
áreas en que los países se están insertando
muy exitosamente a cadenas globales de valor
con niveles de competitividad internacional.
En México, los sectores automotrices, el aeronáutico, el de software,
de dispositivos médicos
se pueden mencionar.
En Brasil y Argentina, algunos de estos también, más,
por supuesto, toda la agricultura moderna.
Estos son potencias,
tanto Brasil como Argentina.
Uruguay también en muchos sectores de granos.
Ahora con este tema de la seguridad y la inseguridad alimentaria
esto es clave.
Lo mismo se puede decir de varias industrias y sectores en Chile,
en Perú, Colombia.
Si hablamos de Costa Rica, en mi propio país,
las dos principales exportaciones que se han desarrollado
en los últimos 20 años son dispositivos médicos
y servicios empresariales modernos.
Esto no existía hace 20, 25 años, y hoy día cada una de estas
representa prácticamente una cuarta parte
del total de exportaciones.
El problema, habiendo dicho todo esto, es que aunque estos son casos de éxito
y son en realidad islas, aunque algunas no son islas muy pequeñas,
son islas grandes de excelencia y de competitividad,
pero con proporciones relativamente bajas del empleo total de las economías.
Cuando uno adopta la visión de toda la economía,
uno ve que la mayoría de las economías y el empleo todavía están
no en estos sectores modernos,
si no, como decía antes, en los grandes sectores informales,
que en muchos países son 50, 60 o más por ciento del empleo.
Aquí hay que mencionar también un problema muy serio de productividad
o ineficiencia en los sectores públicos.
No hemos hablado de esto.
Esto es un tema en sí mismo.
Hay muy baja productividad en muchos países, en sectores públicos,
en salud y en educación, para mencionar solo dos ejemplos.
Cuando hablamos de productividad de toda la economía,
no podemos hablar solo de la del sector privado,
hay que hablar de la del gobierno, el gobierno digital y de sectores
como de salud y educación, que son mayoritariamente públicos.
También, lo que mencionaba antes de las grandes ineficiencias
en las ciudades latinoamericanas,
siendo la región más urbanizada del mundo,
tenemos, sin embargo, enormes desperdicios
en el uso de espacios urbanos,
grandes ineficiencias en el transporte,
la movilidad urbana,
millones de horas perdidas por millones de personas
viajando todos los días entre extremos de las ciudades
a sus lugares de trabajo y de regreso.
Ahí hay toda una agenda para mejorar el transporte,
la eficiencia y la productividad en las ciudades.
Hay que ver, y así vemos a futuro en CEPAL, el reto de la productividad,
tanto en sectores privados, sectores específicos como en públicos,
y también en el tema del desarrollo urbano.
-Es decir, que todavía queda muchísimo trabajo por delante
en un tema tan complejo.
Muchísimas gracias a los dos.
Hoy hemos estado hablando de productividad laboral en América Latina
con José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL
y con Miguel Sánchez Martínez,
economista del Departamento de Investigación de la OIT.
Así terminamos nuestro podcast.
En las próximas semanas seguiremos hablando
de los cambios en el mundo del trabajo.
Por ahora nos despedimos.
Nos vemos muy pronto en otro episodio de Las Voces de la OIT.