Voices
Perspectivas sobre el mundo del trabajo
Foto: © Ripper J.

Podcast el futuro del trabajo

Episodio 16
Trabajo forzoso

Podemos acabar con la esclavitud moderna

20 de septiembre de 2022
00:00

Según las ultimas estimaciones de la OIT, 50 millones de personas en el mundo viven en situación de esclavitud moderna, diez millones más que hace cinco años. Esto significa que 28 millones de personas realizaban trabajos forzados y 22 millones estaban atrapadas en matrimonios en contra de su voluntad.

Las diversas crisis —la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y el cambio climático— de los últimos años han contribuido a aumentar el riesgo de todas las formas de esclavitud moderna.

Pero esta situación no es insuperable dice Philippe Vanhuynegem, responsable del servicio de principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT. Una mayor cooperación internacional, leyes que se apliquen mejor, más controles y un diálogo social más efectivo podrían aportar soluciones duraderas y consensuadas al desafío que supone la esclavitud moderna.

Transcripción

Hola. Bienvenidos a otro episodio de Las Voces de la OIT,

un podcast de la OIT en el que hablamos de los problemas

y de las cuestiones que afronta el mundo del trabajo,

de las profundas transformaciones que está sufriendo

y, por supuesto, de los efectos de la pandemia.

Hoy vamos a hablar más concretamente de la esclavitud moderna.

La OIT acaba de publicar junto con la Organización Walk Free

y la Organización Internacional de las Migraciones

las últimas estimaciones sobre la esclavitud moderna.

Las cifras son abrumadoras.

Hay 50 millones de personas en situación de esclavitud moderna

obligadas a trabajar o casadas contra su voluntad.

Esto es casi una de cada 150 personas en el mundo.

La situación se agrava. Son 10 millones más que hace cinco años.

Hoy vamos a hablar de ese tema con Philippe Vanhuynegem,

que es el jefe del servicio de Principios y Derechos Fundamentales

en el Trabajo de la OIT.

Hola, Philippe. Muchas gracias por estar con nosotros.

Buenos días, Isabel.

Lo primero que vamos a abordar es un poco lo obvio.

Por qué este aumento y si la pandemia ha tenido algo que ver.

En primer lugar, yo creo que es importante, y lo mencionaste muy bien,

el número abrumante de personas en esclavitud moderna, 50 millones.

Cuando miramos un poco más en detalle lo que significa,

concretamente estamos hablando de dos fenómenos;

un fenómeno de trabajo forzoso, 28 millones.

Por otro lado, de matrimonio forzado, 22 millones.

Efectivamente, en relación a un estudio similar que hemos desarrollado en 2016

hemos notado un aumento de casi 10 millones, precisamente 9.3 millones.

El aumento se ha debido tanto en el fenómeno de trabajo forzoso

como de matrimonio forzado.

Si miramos como OIT específicamente el trabajo forzoso, los 28 millones

es debido esencialmente a la economía privada

y no tanto al trabajo forzoso impuesto por el Estado.

Allí vemos un aumento de casi 10%, concretamente

de 2.7 millones, en comparación al 2016.

Cuando menciona si podemos atribuir este aumento a la pandemia,

el estudio propiamente dicho no estudia la causalidad de este aumento, el porqué.

La respuesta fácil sería decir que acusamos al COVID de todos los males.

La realidad es mucho más compleja.

En primer lugar, el estudio toma en consideración

un periodo de los últimos cinco años, pre-COVID.

Durante este periodo hemos visto en los últimos cinco años

un incremento de las diferentes crisis, no solamente sanitaria

pero también de inestabilidad política, de guerras

y de, obviamente, la crisis climática o la crisis migratoria

como la vemos actualmente en varios países.

Estos diferentes fenómenos de crisis acumulado

genera una vulnerabilidad de las poblaciones mucho más importante.

Para darte un ejemplo concreto,

a medida que las personas sean más vulnerables debido a estas crisis

se aumenta también muchas veces el endeudamiento de estas familias.

Se sabe que el endeudamiento es un factor determinante,

no exclusivo pero determinante, del trabajo forzoso.

Eso explica por buena parte el fenómeno.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar que, obviamente,

la perfección en la capacidad de medición y de recolección de datos

es también otro fenómeno de esta cifra que tenemos hoy en día.

Por lo menos a nivel del trabajo forzoso

tenemos muchos menos casos que pasan debajo de los radar que hace cinco años.

Medimos mucho mejor el fenómeno

y, como decías, hay poblaciones vulnerables, más algunas que otras.

Por ejemplo, las mujeres y los niños

siguen siendo desproporcionalmente vulnerables.

Estamos hablando de la explotación sexual,

pero también, en lo que respecta a los niños,

estamos hablando de un total de 3,3 millones de niños

sometidos a trabajo forzoso.

¿También ha empeorado aquí la situación?

Es difícil de comparar realmente,

pero lo que no cabe duda es que la esclavitud moderna

tiene por seguro un rostro femenino.

Cuando se mide los 50 millones de personas en situación de esclavitud moderna,

más de 50%, concretamente 54% de la esclavitud moderna son mujeres o niñas.

Estamos hablando de 27 millones de personas.

Si nos enfocamos sobre la explotación sexual,

en este caso son 80% que son niñas o mujeres.

De esa cifra de 3.3 millones de niños en situación de trabajo forzoso,

la mitad de ellos son efectivamente explotadas sexualmente.

Si bien no medimos o no hemos podido medir si la situación se va agravando o no

es probable que esta cifra de 3.3 millones en realidad es la punta del iceberg.

En el sentido que recientemente, debido a la crisis que aceleró este fenómeno,

por ejemplo, hay 10 millones de niños que perdieron uno de los padres

o 7 millones que son huérfanos.

Es más que probable que la pandemia y las otras crisis que mencionaba

van aumentando la cifra global en el futuro

si no se toman medidas muy decididas.

Otras de las poblaciones vulnerables son los trabajadores migrantes

que tienen tres veces más probabilidades de realizar trabajos forzosos.

Esta situación también se ha agravado, ¿verdad?

Nuevamente, es complejo comparar,

pero ciertamente hay mucho más riesgo de agravación

si no se toman medidas concretas,

en particular en materia de implementación de políticas

migratorias reguladas y organizadas.

Eso es uno de los primeros elementos.

El otro elemento importante de una posible agravación es

si no se pone en marcha políticas o procesos de reclutamiento equitable

que permite proteger a las poblaciones migrantes,

en particular en los países de destino.

Por otro lado, si los países de donde salen, de origen de los migrantes,

no tienen políticas de sensibilización de cuáles son los derechos.

Ahí hablamos de política organizada, de cooperación entre países de origen

y países de destino donde se crean canales de comunicación y de cooperación

para proteger esta población de alto riesgo,

efectivamente, de trabajo forzoso o de trata.

Hablas mucho de cooperación,

porque justamente una de las características de la esclavitud moderna

y es quizás un hecho más sorprendente, es que está en todas partes,

quizás también donde menos se la espera.

Más de la mitad de los casos de trabajo forzoso

y una cuarta parte de los matrimonios forzosos

se dan en países de renta media-alta y alta.

Explícanos por qué, Philippe.

Efectivamente, más de la mitad, 52% de los casos de trabajo forzoso

son en los países ricos o de ingreso intermedio.

Hay una distinción, tal vez son cifras,

pero para demostrar efectivamente que el trabajo forzoso

y la esclavitud moderna pasa en cualquier país del mundo potencialmente.

Concretamente en los países aun ricos encontramos 20% del trabajo forzoso

Un total de 52% en los países de renta media.

El mensaje ahí es justamente a comparación, por ejemplo,

de las estimaciones globales sobre el trabajo infantil

donde se demostraba una correlación bastante fuerte

con el nivel de ingreso o el PIB por habitante en los países.

En este caso del trabajo forzoso o esclavitud moderna

no hay una correlación inmediata con el nivel de pobreza.

Más bien de capacidad instalada en los países de fiscalizar, entre otros,

o de verdadera voluntad política.

Eso es una primera conclusión muy importante.

El informe no evalúa los motivos de este fenómeno,

pero hay varias hipótesis que quiero tal vez mencionar.

La primera es concretamente muchos países ricos y de ingresos intermedios

tienen una batería de legislación muy compleja en cierto caso,

pero no puesta en práctica.

Eso es la primera hipótesis del motivo por el cual en estos países

se encuentra un efecto importante del trabajo forzoso.

La segunda es la capacidad del Estado, en particular del Ministerio del Trabajo,

en materia, por ejemplo, de inspección,

de ir tanto en la economía formal como en la economía informal.

También en varios países ricos o intermedios

existe poco o insuficiente sistema público de vigilancia

que permite detectar a tiempo los fenómenos potenciales del trabajo forzoso.

Finalmente, dos fenómenos que me parecen importante, por lo menos como hipótesis,

es que de un lado desde hace ya varios años,

la globalización de las economías,

obviamente complejiza el trabajo de fiscalización.

Por un lado.

Por otro lado, la propia capacidad de los trabajadores a organizarse

y concretamente a defender sus derechos,

eso es debido justamente a este fenómeno de globalización, entre otros.

La estructura del mercado del trabajo

genera incertidumbre o complejidad adicional,

sobre todo para ciertas poblaciones, como lo mencionamos,

que son los migrantes que no tienen la capacidad de poder defender sus derechos.

Eso podría explicar en cierta medida

la razón por la cual se encuentra aún en países ricos o de ingreso medio.

Otro factor que complejiza el problema es que la mayor parte del trabajo forzoso

se introduce en el sector privado.

Se concentra en algunos sectores como la industria manufacturera, la construcción.

Esto parece algo que es muy difícil de controlar.

¿Cómo hacemos para que estas empresas ya no usen el trabajo forzoso?

La primera cosa que menciona el informe es bastante claro.

Le decía que el trabajo forzoso puede ubicarse en cualquier parte de la economía

la economía privada en particular.

En términos absolutos hemos identificado cinco sectores.

Sector de servicio en general, si excluimos el trabajo doméstico.

la industria manufacturera lo mencionaste, la construcción, la agricultura

y también una parte importante de los servicios que son en el trabajo doméstico.

Esos son los cinco sectores, digamos, en número absoluto.

Ahora, si miramos un poco mejor estos sectores

nos damos cuenta de que hay dos sectores en particular

donde existe una prevalencia, cómo se dice en término técnico,

una proporción mayor de trabajos forzosos,

comparado con la población ocupada en esos sectores.

Estos dos sectores son la construcción y la industria manufacturera.

El mensaje ahí es que sí se puede hacer algo

si justamente enfocamos políticas en los sectores con mayor prevalencia

o posibilidad de trabajo forzoso.

Para esto se requiere de una vigilancia y una capacidad mayor de los Estados,

de las propias instituciones públicas,

pero también un trabajo con los empleadores en esos sectores,

con los trabajadores y la capacidad de organizarse,

con la sociedad, y en particular los consumidores.

Sobre todo, ahora en las cadenas de suministros,

que son cada vez más globalizadas,

una responsabilidad también, obviamente del propio consumidor.

El otro elemento, cuando dice que es difícil de controlar,

es un muy trabajo muy importante a nivel de la prevención que se pueda hacer

y, obviamente, lo mencionaba, de la formación de los inspectores del trabajo.

No es tan obvio.

Los inspectores de trabajo no son formados en la mayoría de los casos

para detectar posibles casos de trabajo forzoso.

Requiere por parte de los Estados y la cooperación en general,

un trabajo de fortalecimiento de capacidades.

También de la justicia.

El tratamiento y la restitución de los casos de trabajo forzoso

es un trabajo que se puede realizar.

Los propios jueces tienen la capacidad, efectivamente,

de poner las leyes en la práctica y de juzgar estos casos.

No es natural, no son habitualmente formados para esto.

Finalmente, se requiere de la contribución de los propios empresarios

en estas cadenas de suministros.

Lo has mencionado a lo largo de tu análisis.

Para resolver esta situación hace falta, como acabas de decir,

más diálogo, más cooperación, más trabajo de control.

Estas son las recomendaciones de la OIT para luchar contra el trabajo forzoso.

Exacto.

Tal vez para iniciar, decir que las soluciones existen,

que ya se ha comprobado que ciertas son muy efectivas.

Yo creo que es importante mencionar que las recomendaciones

que estamos poniendo en el informe ya han sido comprobadas por su mayoría.

No son nuevas y necesitan, obviamente, ser adaptadas a cada agenda.

Mencionando algunas, que ya se ha tocado de alguna forma.

La primera cosa, cuando hablaba de las causas estructurantes, obviamente,

el nivel de protección de las poblaciones,

en particular para las poblaciones más vulnerables.

Estábamos hablando de los inmigrantes,

pero podemos hablar también de los pueblos indígenas, entre otro,

que tiene una potencia más importante que otros al trabajo forzoso

o a la explotación y el tráfico.

La segunda es la capacidad de estas organizaciones vulnerables

o de trabajadores de la economía, del mercado del trabajo,

de poder organizarse, de poder tener una voz en la sociedad

para defender sus derechos.

La tercera política clara que estamos mencionando es

la necesidad absoluta de mayor fiscalización

y de represión de estos actos delictuosos.

Eso es absolutamente fundamental,

porque si no existe una capacidad de fiscalización

y la justicia que da seguimiento a estos casos,

obviamente vamos a ver un incremento.

El cuarto elemento es, en particular en el mercado del trabajo,

en materia y política de empleo,

de asegurar políticas de reclutamiento equitable y equitativo

particularmente para ciertos grupos de poblaciones.

La protección de las víctimas es absolutamente indispensable

y existe demasiado poco infraestructura que permite a la población ser rescatada,

protegida contra sus agresores, de cualquier tipo,

que le pusieron en una situación de trata o de trabajo forzoso

y de poder insertarse de manera óptima en el mercado de trabajo.

Eso significa vinculándolo, por ejemplo,

a una mejor formación profesional para adquirir competencias.

Finalmente, dos elementos, entre muchos otros, de política pública

que me parece esencial es la necesidad a nivel de los países

de poder generar datos fiables para poder tener políticas

mucho más acertadas y focalizadas.

Finalmente de crear plataforma de cooperación

entre los varios actores de la sociedad.

Debido a la complejidad del fenómeno,

la respuesta no vendrá solamente de los Estados,

sino de la cooperación entre el Estado y los actores de la sociedad,

en particular empleados, trabajadores, consumidores, la academia,

para poner fin al trabajo forzoso.

Son soluciones complejas a largo plazo.

Parece, y ya sé que es muy difícil hacer pronósticos y mirar en el futuro,

pero que con la situación actual

de la inflación, la inestabilidad económica y política,

las repercusiones de la pandemia que muchos países todavía están afrontando,

la situación de la esclavitud moderna no parece que vaya a mejorar,

pese a todos los esfuerzos.

En este caso que yo mencionaba, en primer lugar,

obviamente que el estudio es una fotografía.

No da un pronóstico del futuro

y realmente hacer un pronóstico saldría del estudio.

Ahora, lo que vemos actualmente, y lo mencionaste

con el incremento de las incertidumbres en término económico y social,

la inflación, es muy cierto que esta situación actual

podría conllevar a cierto pesimismo.

Quiero decir de manera bastante clara

que la esclavitud moderna es un problema generado por el hombre

y que, entonces, las soluciones vendrán del ser humano.

Eso es absolutamente fundamental.

Lo que se requiere es una voluntad determinada,

la voluntad de las instancias políticas de la sociedad misma

de poner los medios financieros a disposición

para hacer esta fiscalización de lo cual hablamos,

para proteger a las víctimas.

Si no hay esta voluntad determinada y los medios financieros,

efectivamente podremos ser pesimistas.

El mensaje final tal vez decir la solución existe.

Hemos puesto recomendaciones que tienen que ser adaptadas a cada país,

pero si existe la voluntad política,

si existe la cooperación entre los actores

y si se pone los medios sí se puede terminar y eliminar el trabajo forzoso,

un problema generado por el humano, que tiene que ser

y puede ser terminado por el ser humano.

Muchísimas gracias, Philippe, por tu análisis y gracias por tu optimismo.

Acabamos de hablar con Philippe Vanhuynegem,

que es jefe de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT.

En las próximas semanas seguiremos hablando

de los cambios en el mundo del trabajo.

Por ahora nos despedimos.

Nos vemos muy pronto en otro episodio de Las Voces de la OIT.