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Perspectivas sobre el mundo del trabajo
Foto: ILO/OIT Abu Bakar Hussain
Seguridad y salud en el trabajo

Como operario de alcantarillado, pido respeto y mejores condiciones de trabajo

Soy operario de alcantarillado en Lahore (Pakistán). Desatasco alcantarillas. Cada vez que entro en un alcantarillado no sé si voy a salir vivo. Corro el riesgo de cortarme con cuchillas o cristales rotos. Las lesiones son habituales en mi trabajo. Lo más peligroso son los gases que pueden emanar. Algunos gases del alcantarillado no pueden detectarse desde el exterior. Únicamente al estar en el interior y mover los pies en el lodo los gases suben. Pueden resultar tan tóxicos que una persona puede fallecer en varios segundos.

Me llamo Shafique Massih y tengo 45 años. Nací en Lahore. Mi padre también era trabajador del sector de saneamiento, y mi madre era limpiadora. Mi padre falleció cuando tenía cinco años. Desde entonces mi vida no ha sido sencilla.

Cuando tenía siete años, mi madre volvió a contraer matrimonio y yo me fui a vivir con mi tío paterno. El maestro de la escuela era muy amable conmigo y me ayudó a sufragar el coste de mis estudios hasta la enseñanza media.

Mi intención era estudiar para lograr un buen empleo y no tener que trabajar como mis padres, en casa de otras personas, pero no fue así. Comencé a trabajar en la Autoridad de Servicios Hídricos y de Saneamiento (WASA), encargada de la limpieza del alcantarillado. Me asignaron a la estación de evacuación de aguas residuales.

Me casé y tuve dos hijos. Mi hija nació con un orificio en el corazón. Cuando tenía dos años, los médicos me dijeron que necesitaba una operación que costaría 1 lakh 10 000 rupias (390 dólares). Como me resultó difícil reunir ese dinero, tuve que solicitar un préstamo.

El día en que operaron a mi hija fue el más difícil de mi vida. Nunca lo olvidaré. Durante la operación, el hospital se quedó sin hilo para puntos de sutura. Me pidieron que adquiriera más hilo, pero ya había pedido un préstamo y no tenía más dinero. En la farmacia me pedían 3.500 rupias (12,35 dólares). Acababa de comprar una motocicleta a plazos por 34 000 rupias (120 dólares). Al final tuve que vender la motocicleta lo antes posible por 8.000 rupias (28 dólares). Todo el mundo sabe el valor que tiene la vida de una hija para un padre, así que vendí la motocicleta, adquirí hilo y se lo proporcioné al hospital. Los médicos llevaron a cabo la operación, pero seis meses después, mi hija falleció.

Fue una época muy dura. Mi hija se había ido, no tenía motocicleta, y estaba endeudado. Tuve que caminar 25 km diarios hasta el trabajo durante los dos años siguientes. Por entonces, el tejado de mi casa era de barro y tenía goteras. Esa situación se mantuvo durante muchos años, pero no pude subsanarla. Cuando llovía, nos pasábamos la noche sentados en una esquina de la cama rogando que cesara la lluvia para poder dormir. Todas nuestras pertenencias se estropearon.

Fue una época muy dura. Mi hija se había ido, no tenía motocicleta, y estaba endeudado. Tuve que caminar 25 km diarios hasta el trabajo.

Shafique MassihOperario de alcantarillado

Tras la muerte de mi hija, mi hermana nos pidió a mi hijo y a mí que la visitáramos. Pedí un préstamo de 100 rupias (0,35 dólares) a un amigo y alquilé una motocicleta, compré gasolina por 80 rupias y me quedé con 20 rupias. Era verano y hacía mucho calor. Por el camino, mi hijo me pidió agua. Vi un puesto de dulces laddu.

Compré uno para mi hijo y le dieron un vaso de agua. Pero cuando terminó el laddu, mi hijo dijo que seguía teniendo hambre y que quería comer más. No tenía las 10 rupias que necesitaba para comprarle otro laddu.

Ese día me sentí muy impotente por no poder alimentar a mi hijo, y decidí que pasara lo que pasara, aunque tuviera que limpiar alcantarillas, recoger basura o hacer cualquier otra cosa, nunca dejaría a mi hijo hambriento. A raíz de ello, comencé a trabajar en tareas de alcantarillado. La razón fue que, cuando no se está de servicio, se puede arreglar la cocina o el baño de alguien y ganar de 100 a 200 rupias. Llevo 23 años trabajando para WASA y ocho en actividades de alcantarillado.

Tres cuchillas de afeitar entre residuos de aguas residuales de color oscuro.

Encontramos cristales rotos, cuchillas, trozos de madera afilados y muchos otros objetos ahí abajo. Cada vez que entro en una alcantarilla, corro el riesgo de lesionarme. Abril 2023.

© ILO/OIT Abu Bakar Hussain

Nadie se introduce en un alcantarillado por voluntad propia. Pero cuando tus hijos corren el riesgo de morirse de hambre, esas cosas no importan. Los hijos, la esposa y la familia es lo prioritario.

Un hombre puede fallecer en cuestión de segundos en una alcantarilla debido a la toxicidad de los gases. Ni siquiera se daría cuenta. Algunos gases se pueden detectar al encender una cerilla o echar arena; al abrir la tapa de una alcantarilla puede verse si está toda blanca o amarilla, y eso indica la presencia de gas. Pero hay otro tipo de gases en el interior del lodo que pueden brotar desde abajo y ser letales.

Se trata de un trabajo muy peligroso. Un hombre puede fallecer en una alcantarilla en cuestión de segundos por la toxicidad de los gases.

Shafique MassihOperario de alcantarillado

Cuando vamos a limpiar un conducto de alcantarillado, llamamos a la puerta de las casas del barrio que están unidas mediante tuberías a la red de alcantarillado y les informamos de que un operario va a acceder a los conductos de alcantarillado para proceder a su limpieza, y les pedimos que no usen agua ni vayan al baño. Pero la gente no nos hace caso.

Por ejemplo, si una persona tira de la cadena en el baño, el agua residual fluye directamente sobre el operario que se encuentra en el interior del alcantarillado.

Otro incidente, que sucedió ante mí, se produjo mientras varias personas hervían una olla entera de arroz. Arrojaron agua hirviendo por el desagüe y toda ella se derramó sobre mi compañero de trabajo, quemándole el cuerpo.

Shafique Massih trabajando en una alcantarilla, sin camiseta, entre aguas residuales.

Algunas alcantarillas pueden limpiarse en una hora, pero otras son enormes y su limpieza puede precisar casi dos o tres días. Abril 2023.

© ILO/OIT Abu Bakar Hussain

En cuanto a la seguridad, nuestro departamento compró trajes de inmersión en Japón, pero el sistema de alcantarillado japonés difiere ampliamente del nuestro. El traje de inmersión es demasiado pesado para llevarlo y trabajar con él.

También usamos un cinturón de seguridad al descender al alcantarillado para poder extraer con facilidad a una persona si se ha visto afectada por algún tipo de gas.

En cuanto a la salud, a mi parecer los ojos, la piel y los pulmones son las partes del cuerpo más afectadas. Mi visión es deficiente, y eso me inquieta. También tengo problemas respiratorios y me siento agotado después de trabajar poco tiempo. Creo que sólo podré trabajar cinco o diez años más, a lo sumo.

Si nos ingresan en el hospital por caer enfermos, el departamento nos brinda asistencia, pero una vez que nos dan el alta, tenemos que pagar nosotros mismos los medicamentos.

Shafique Massih utiliza una manguera para lavarse.

Tras concluir nuestro trabajo en un lugar, intentamos conseguir una manguera de agua en el vecindario. Algunas personas son amables y nos proporcionan jabón, o nosotros intentamos llevar una manguera con nosotros. Si no, vamos a nuestro centro a ducharnos y a cambiarnos de ropa. Abril 2023.

© ILO/OIT Abu Bakar Hussain

Hace dos o tres años vino a entrevistarme un canal de televisión. Concedí la entrevista al pensar que podría contribuir a mejorar la situación de trabajadores como yo y que podría hablar en su nombre, pero la emisión de la entrevista tuvo una repercusión adversa.

Mi hijo tuvo que abandonar el colegio. Un alumno vio la entrevista y contó a todo el mundo que el padre de su compañero limpiaba alcantarillas. Después mi hijo fue objeto de acoso escolar. No querían sentarse a comer con él. Tiraban su almuerzo a la basura. Cuando jugaban con él, tiraban el balón al retrete y le decían que como su padre limpiaba alcantarillas, también él podría hacerlo, para devolverles el balón. Mi hijo se enfadó y se enzarzó en peleas. Fui a ver a los profesores y les pedí que impidieran que los niños hicieran eso, pero no hicieron nada.

Algunos familiares y vecinos nos miraban con odio. Uno de mis amigos pidió a mi mujer que me prohibiera realizar ese trabajo, porque él contaba con el respeto de la comunidad, y si la gente se enteraba de que era amigo de un operario de alcantarillado, eso afectaría a su reputación.

Me dolió mucho. Una persona lo hace todo por sus seres queridos y, a cambio, le tratan de esa manera o muestran odio hacia ella; es desgarrador. Le expliqué a mi mujer que trabajaba duro y que no pedía nada a nadie, ni mendigaba, ni pedía préstamos, y que ganaba mi propio dinero. Paulatinamente lo fue entendiendo. También se lo expliqué a mi hijo para que no me odiara.

Por lo general, la sociedad muestra desprecio hacia los operarios de alcantarillado, y se refiere a nosotros de forma degradante y humillante. Nos llaman choora, bhangi y limpia alcantarillas. No digo que todos sean malas personas. Hay gente buena. Conozco a una señora en la ciudad de Johar. Siempre que trabajamos en el exterior de su casa nos da agua fresca o zumo en verano, y té y galletas en invierno, y nos lo proporciona en una buena vajilla.

Shafique Massih y su esposa observan con cariño a su hijo adolescente, situado entre ellos.

Espero que mi hijo estudie y consiga un buen empleo. También quiero tener la satisfacción de que el duro trabajo que he realizado durante toda mi vida no haya sido en vano. Abril 2023.

© ILO/OIT Abu Bakar Hussain

En el futuro, Pakistán podría transformarse en un vertedero si la gente abandona este tipo de trabajo por falta de respeto hacia ella, y de seguridad, y como consecuencia de un salario demasiado bajo. Todo eso tendría que mejorar.

Deberían adoptarse más medidas de seguridad. Mi vida es tan importante como la de otra persona. En otros países, los operarios de alcantarillado son objeto de reconocimientos médicos mensuales. Ese debería ser el caso también con nosotros. Deberían proporcionarnos trajes de inmersión más ligeros. También necesitamos calzado, guantes y máscaras de protección.

Durante los últimos cuatro años he intentado alzar mi voz por varios medios con objeto de mejorar la seguridad y el salario de los operarios de alcantarillado y otros servicios de saneamiento. Me he dirigido al Gobierno y a organizaciones no gubernamentales (ONG). También he pedido a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que haga hincapié en esa cuestión. Mi mensaje a todos es que conciencien a la población para que comprenda nuestra situación. También deberían impartir formación adecuada a los operarios de alcantarillado.

Ningún trabajo es malo; lo que hay que cambiar es la mentalidad humana. Si yo no hago mi trabajo, otra persona lo hará, y será un ser humano al igual que yo. Me gano la vida realizando un trabajo arduo y arriesgado, de forma honrada. Me esfuerzo todo lo que puedo y anhelo un futuro mejor para mi hijo y nuestra comunidad. Ruego a la gente que respete a los limpiadores. Exigen limpieza, pero no respetan a los limpiadores. Les pido que cambien de actitud. Que nos respeten.

A portrait of Shafique Massih. He has just been working in a sewer. There is raw sewage spattered on his face. He is shirtless, but wears a harness over his shoulders, which is used to pull him out of the sewer in an emergency.

Los trabajadores de los servicios de saneamiento deberíamos ser más respetados. Realizamos un trabajo peligroso y arriesgado para que la gente pueda disfrutar de un entorno limpio. Abril 2023.

© ILO/OIT Abu Bakar Hussain

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