Al nacer mis hijos tuve que dejar de trabajar para cuidar de mi familia. Sin embargo, vivir solo con los ingresos de mi marido era sumamente difícil. Sin esperarlo, una oferta de empleo en una fábrica de ropa me dio la oportunidad de volver a trabajar.
Me llamo Meseret Tamru y tengo 29 años. Vivo en Addis Abeba (Etiopía).
Nací y me crié en un pueblo rural de la región Amhara. Cuando era jovencita, para llegar a la escuela viajaba una hora cada día. Al terminar 6o grado dejé de estudiar.
Cuando tenía 22 decidí dejar mi pueblo e ir a buscar trabajo en Addis Abeba. Fui a la ciudad con una amiga mayor que yo y con más experiencia. En esa época yo no estaba acostumbrada a las calles y la ciudad. Aunque el viaje fue terrorífico, estábamos muy ilusionadas.
Ya en Addis Abeba, fuimos directo desde la estación de autobuses hasta la oficina de una agencia a buscar trabajo. A los pocos días, encontramos una familia dispuesta a contratarnos como trabajadoras domésticas. Ese trabajo era muy duro, tenía que ser paciente y perseverar, porque no conocía la ciudad ni tenía otro lugar adonde ir.
Poco después conocí a mi marido. Eso también fue todo un cambio en mi vida. Cuando me casé, dejé mi trabajo como trabajadora doméstica y comencé a trabajar como asistenta en la oficina de la agencia local.
En 2019, tuve mi primer hijo a los 24 años. Después de eso, tuve que dejar de trabajar para cuidar de mi familia, ya que no podíamos permitirnos pagar una guardería. Mi segunda hija, Kalkidan, nació en 2021. Su nombre significa “Promesa”.
Cuando no trabajaba resultaba muy difícil pagar todos los gastos con solo los ingresos de mi marido. Teníamos que pagar el alquiler, comprar alimentos, pañales y ropa. Cada mes era una lucha para poder cubrir los costos. Nuestra situación me angustiaba mucho. Me lo pasaba soñando con una oportunidad para volver a trabajar y ayudar a mantener a la familia.
Entonces, vimos un anuncio de vacante publicado en el vecindario. Se trataba de un puesto en una fábrica de ropa que tenía una guardería recién abierta.
Estaba encantada con la idea de volver a trabajar. Podría tener un ingreso y un lugar para cuidar de cerca a mi hija menor. Cualquier madre o padre hubiera estado contento con la idea.
De inmediato decidí proponerme para el puesto. Cuando hablé con la gerencia de la fábrica y expliqué mi situación, me ofrecieron el trabajo en el acto.
Cuando visité la fábrica por primera vez quedé muy impresionada. La guardería estaba muy limpia y muy bien organizada. Había juguetes y zonas para cambiar los pañales, además de lavabos para los niños. Había todo lo que ellos necesitaban. Pude ver que el personal cuidaba muy bien de los pequeños, así que no tuve preocupaciones por el bienestar de mi hija.
Desde que mi hija comenzó a ir a la guardería se volvió más activa. Pasa tiempo con otros niños, jugando y hablando. Además, ha comenzado a comer alimentos variados y eso me hace muy feliz. Antes, no solía jugar mucho y solo sabía un par de palabras, como “mama” y “baba.” Ahora le gusta jugar y conoce muchas más.
Conseguir el trabajo fue un grandísimo alivio. Ahora puedo ganarme la vida teniendo cerca a mi hija. Nunca antes había oído hablar de un servicio como este.
Mi trabajo en la fábrica es de costurera. Mis tareas dependen de los encargos que recibimos. Hace poco estaba trabajando en camisetas, y ahora estoy haciendo diferentes tipos de bolsos.
En este momento, comienzo a trabajar a las ocho de la mañana y regreso a casa a las cinco de la tarde. La fábrica está a pocos minutos a pie desde casa, así que es muy práctico. En las pausas, puedo ir a ver a mi hija. Realmente, para madres e hijos es como estar en casa.
En Addis Abeba los precios están aumentando, así que estoy sumamente agradecida de haber vuelto a trabajar. Pero no solo se trata del dinero; también me siento emocionalmente más estable al tener de nuevo un trabajo.
Sé de primera mano que estos servicios pueden cambiar una vida. Para las madres, es muy importante volver a trabajar. No se trata solo de ganar dinero y poder cubrir las necesidades. Se trata también de no estar tan angustiada por no poder proveer lo suficiente para una y para la familia.
La empresa también se beneficia de esto, porque las trabajadoras con experiencia pueden permanecer en su puesto. Recomiendo a las madres que busquen oportunidades como esta para que puedan volver a trabajar. Creo que sería muy útil instalar guarderías en otras fábricas de prendas de vestir.