A lo largo de mi vida, he ejercido numerosos oficios. Pero soy hijo de un agricultor y ahora también lo soy. Desde hace dos años, planto pachulí y produzco aceite de pachulí. En el pasado, mi familia padecía la inestabilidad de este sector. Espero, un día, hacer que el cultivo de pachulí dé trabajo decente, para mí y mi familia, y también para otros, sobre todo para los jóvenes.
Me llamo Teuku Razuan. Tengo 38 años y soy de Aceh Jaya, Indonesia. Soy el segundo de 10 hermanos y hermanas.
En mi infancia, nuestra vida familiar era una de las más sencillas de la aldea. No fue hasta mi adolescencia que tuvimos electricidad en la casa. Pero mi padre tenía una cualidad: nos educó a todos con gran disciplina.
En aquel entonces, mis padres tenían dos trabajos. Eran pescadores en la mañana y agricultores en la tarde. En mi aldea, la mayor parte de la comunidad vivía de esta manera.
Yo también trabajé en ambos sectores durante mi adolescencia. Pero con el tiempo, la agricultura se convirtió en mi vida.
Mi abuela también cultivaba pachulí. En esa época, las condiciones eran muy difíciles. No había carreteras nacionales en nuestra zona y la agricultura no estaba muy avanzada.
Ya en la generación de mi padre, las condiciones habían mejorado mucho. De 1997 a 1999, el pachulí era uno de los productos más prometedores de nuestra región. Que yo recuerde, no había ni siquiera una familia que no cultivase pachulí.
Antes del aumento del precio del pachulí, sólo una o dos familias de la aldea poseían una moto. Cuando el precio del pachulí aumentó, casi todos los hogares pudieron comprar una moto.
Pero entonces, en 1999, el precio del pachulí colapsó.
Mi padre había plantado pachulí y los costos de inversión eran elevados. Cuando llegó el momento de la cosecha, ni siquiera pudimos recuperar el coste de las plántulas. Para muchos miembros de nuestra comunidad, el trauma permanece hasta hoy.
En los años 1990, el cultivo de pachulí se sintió como una bocanada de aire fresco, una esperanza prometedora. Pero cuando los precios colapsaron, la comunidad no recibió apoyo. Fue desolador. (Indonesia, 2025)
© ILO/Hotli SimanjuntakMi padre era una persona con una fuerte personalidad, casi nunca se quejaba. Cuando el precio del pachulí se desplomó, enseguida comenzó a cultivar maíz y no abandonó su actividad agrícola.
Todo esto me enseñó una lección: nada es completamente estable. Siempre hay altibajos.
Después del liceo, me inscribí en la universidad, pero me financiaba mis estudios y me ocupaba de otras cosas, así que no me gradué. Después, en 2016, me inscribí de nuevo y completé mi licenciatura. Actualmente curso una maestría en la Universidad Syiah Kuala.
A través de los años, he ejercido numerosos oficios. Fui maestro y agente de policía. Trabajé en empresas y he emprendido diversas actividades comerciales. En 2017, fui designado para formar parte del equipo de asistencia del Gobernador de Aceh, y fui asesor para el sector agrícola.
Al margen de las profesiones que ejerciera, mi objetivo era siempre volver aquí.
Cuando los precios del pachulí se desplomaron, mi padre enseguida comenzó a cultivar maíz… Estos eventos me enseñaron una lección: nada es completamente estable. Siempre hay altibajos.
Teuku RazuanAgricultor y productor de aceite de pachulí
Desde que, hace dos años, comencé a cultivar, mi desafío ha sido entender cómo hacer el cultivo de pachulí más estable.
La producción de aceite de pachulí se hace en tres fases: plantar y mantener, cosechar y destilar. Cada paso tiene sus propios procesos y estamos trabajando para simplificarlos.
Por ejemplo, solíamos cortar las plantas manualmente, con machetes. Ahora tenemos una máquina para hacerlo. Antes, eran necesarias 10 personas para recoger 500 kilos de hojas en un día. Hoy día, la máquina puede procesar 2 toneladas de hojas en una hora.
Otro reto era la destilación. Solíamos utilizar un destilador pequeño, con una capacidad de 30 a 40 kilos y eran necesarios de dos a tres meses para destilar el aceite de una hectárea de plantas.
Con la ayuda del Centro de Investigación Atsiri (ARC), logramos obtener un préstamo bancario para comprar un destilador grande con una capacidad de 300 kilos. Ahora, el proceso de destilación sólo demora una semana.
Debemos seguir motivando a los jóvenes para lograr un futuro brillante. Es más fácil convencerlos ahora que han visto los resultados alcanzados por sus amigos. (Indonesia, 2025)
© ILO/Hotli SimanjuntakTambién trabajo con la joven generación. Quiero inculcarles que aquí tememos el mejor recurso del mundo: el pachulí.
Al principio, intenté crear un sistema de cooperativas con una participación 50/50 de los beneficios. Pero los jóvenes no querían ese sistema. Ellos querían que yo les garantizara que fueran retribuidos por su trabajo.
Los primeros que invité a formar parte de la cooperativa desaparecieron antes de la plantación. Decidieron cultivar por su cuenta y se llevaron las plántulas. Sólo dos jóvenes permanecieron en la cooperativa. Pero después de la cosecha, los que se quedaron constataron que sus resultados eran mejores de los que habían abandonado, incluso después de compartir los beneficios.
En las siguientes oleadas, no tuvimos otra opción que establecer un precio por todo el trabajo. Después de la cosecha, los jóvenes además recibían 10 por ciento de las ganancias.
Actualmente, las primeras dos oleadas de la cooperativa son independientes y trabajan sus propias tierras, gracias al capital que acumularon aquí.
Quiero facilitar el acceso de los cultivadores de pachulí a los recursos, como la aplicación “MyNilam” lanzada por la OIT. Esperamos que nuestros esfuerzos sean exitosos, y podamos ser una referencia para otros. (Indonesia, 2025)
© ILO/Hotli SimanjuntakUn día, me contactó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acerca de una formación financiera para los trabajadores. Con frecuencia, había señalado a los jóvenes la importancia de ahorrar, pero por lo general gastaban las ganancias inmediatamente después de la plantación.
Después de la formación, las cosas han cambiado mucho. Los trabajadores comenzaron a registrar sus gastos y a elaborar planes financieros. Espero que la OIT nos siga ayudando en esta área.
La OIT también nos proporcionó la aplicación “MyNilam”. Esta aplicación mide la producción de pachulí en Aceh, esto podría ayudar a estabilizar los precios. Por el momento, recién estamos comenzando. Pero esperamos que aportará una contribución extraordinariapara a los cultivadores.
El pachulí ya es un sector líder en nuestra región, pero quiero desarrollarlo aún más para asegurar que sea sostenible para los agricultores.
Teuku RazuanAgricultor y productor de aceite de pachulí
Cuando veo a agricultores de otras regiones prosperar, me intereso por entender cuáles son nuestras deficiencias y nuestros puntos fuertes.
El pachulí ya es un sector líder en nuestra región, pero quiero desarrollarlo aún más para asegurar que sea sostenible para los agricultores.
El próximo paso es seguir evolucionando. De un sistema agrícola tradicional a una agricultura intensiva, de herramientas manuales a herramientas más modernas.
Me siento orgulloso de continuar esta actividad y de mantener la excelencia. También me siento orgulloso de desempeñar un papel en la formación de los jóvenes, así como yo fui educado por las personas mayores con más experiencia.