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Perspectivas sobre el mundo del trabajo
Foto: Esneyder Gutiérrez Cardona.
Economía social y solidaria

Nuestra cooperativa ha dignificado el trabajo de los recicladores

A finales de los años 90 y principios de los 2000, muchas personas de las zonas rurales de Colombia tuvieron que huir de los conflictos armados del país.  Muchos llegaron a Rionegro, en la provincia de Antioquia, y se encontraron con que no había trabajo para ellos. Recoger material reciclable de la basura era lo primero que podían hacer para ganar algo de dinero en medio del éxodo forzado de sus territorios.

En aquel momento, yo era estudiante de administración de empresas en la Universidad Católica Luis Amigo. Había decidido dar un giro a mi vida y volver a los estudios después de estar muchos años casada y trabajando en el sector privado. Mi vocación siempre había estado en temáticas sociales, y el modelo de las cooperativas me atraía.

Al principio la cooperativa era un proyecto académico que lanzamos los estudiantes. Nuestro sueño era generar empleo para personas recicladoras de basura. Lo llamamos Planeta Verde. Yo era la mayor del grupo fundador.

Martha Elena Iglesias se sienta en su escritorio y utiliza un ordenador.  A su lado hay una pancarta de Planeta Verde.

El modelo de las cooperativas siempre me ha atraído.

© Esneyder Gutiérrez Cardona

Cuando iniciamos la implementación de nuestra cooperativa, al principio fue muy difícil, porque había mucho escepticismo por parte de las y los recicladores informales. Por su historia de desarraigo y pobreza, ellos pensaban que nosotros nos íbamos a aprovechar de su condición. También, estas personas habían tenido malas experiencias con otros proyectos de ayuda que desaparecían cuando se acababa el dinero. Nuestros compañeros y yo les dijimos que una cooperativa no era un proceso del gobierno, y que lo íbamos a construir juntos y juntas, por tratarse de una iniciativa basada en el trabajo asociado y solidario. Gracias a ello, ganamos de a poco su confianza, y los primeros que vinieron fueron dando ejemplo y motivando a otras personas. El reciclaje era un oficio de sobrevivencia, muy individualista, y ese fue justamente nuestro trabajo: el de aprender a pensar en colectivo. Luego, supimos que nuestros pares se agremiaban en una organización llamada Arreciclar, y a nivel nacional, en la Asociación de Recicladores, y decidimos unirnos a estas instancias de representación gremial. Siempre tuvimos la convicción de que la juntanza y la asociatividad nos ayudaría a lograr nuestros propósitos.

Martha Elena Iglesias sostiene un portapapeles y señala algo en el almacén de reciclaje.  Tres recicladores miran.

A lo largo de los años, los miembros de la cooperativa han aprendido a trabajar colectivamente.

© Esneyder Gutiérrez Cardona

Hoy, después de 22 años, tenemos 94 asociados y asociadas. Y además de las bondades del trabajo cooperativo y de la economía solidaria, la organización e incidencia política de la población recicladora de Colombia, permitió que el Estado les reconociera como prestadores de un servicio público esencial, por medio del cuál reciben una tarifa que compensa la labor realizada, como una forma de resarcir la exclusión histórica de este sector poblacional, y cambiar un paradigma social y político al reconocer el trabajo de este gremio.

Hoy el Estado reconoce a los recicladores como proveedores de un servicio público esencial.

Martha Elena IglesiasLideresa de la cooperativa Planeta Verde

El trabajo nuestro permite realizar una contribución inmensa al medio ambiente, y que los recicladores y recicladoras se empoderen de la valía de su labor. El reto actual es seguir afianzando esta apuesta: que se reconozcan a ellas y ellos mismos como agentes protagónicos de su propio desarrollo, y actores claves en la cadena de reciclaje. Lo anterior, lo venimos logrando por medio de la alfabetización de la educación básica, a partir de un programa desarrollado por una universidad de la región, con la que empezamos un proyecto especializado en educar a adultos. Gracias a esto, ahora la mayoría cuenta con sus estudios básicos.

Un reciclador clasifica los residuos en el almacén de reciclaje. Lleva guantes y mono azules.

El trabajo de los recicladores ha supuesto una inmensa contribución al medio ambiente.

© Esneyder Gutiérrez Cardona

Frente a mis retos como lideresa, cabe mencionar que ahora tengo 60 años, y repaso con mucho orgullo todo lo que hemos hecho, y todos los obstáculos que hemos superado. Pero confieso que me preocupa el futuro. Cuando empezamos, hace más de dos décadas, nadie hablaba de reciclaje. Ahora, esta actividad se ha convertido en un negocio para empresas privadas no cooperativistas. Han llegado empresas con intereses políticos y financieros, que se lo están llevando todo con sus grandes camiones. Nuestros compañeros y compañeras salen a la calle, y a veces no queda nada. Nosotros no podemos competir con ellos, porque no estamos en situación de igualdad: es como si nos invitaran a una carrera, pero nos faltara un pie.

No obstante, desde el corazón de nuestra organización, hemos hecho una labor de formación, de mediación para repartirnos el trabajo (como es el caso de la población migrante venezolana asentada en Colombia) y de trabajo solidario permanente. Muestra de esto último, es que durante la pandemia nos repartíamos las bolsas de comida que gestionábamos vía donación. Entre todas y todos nos hemos ayudado en los momentos más complejos.

Martha Elena Iglesias posa para la cámara con otros miembros del equipo de recicladores, delante de uno de sus camiones de recogida de residuos con un gran cartel "Cooperativa Planeta Verde".

Somos un equipo muy unido.

© Esneyder Gutiérrez Cardona

Comprendemos que hay un legado que cuidar: nosotros nacimos para dignificar la labor del reciclador, para que sea algo más que una ley con letra muerta, para estar vigilantes frente al asecho de gremios políticos que sólo quieren sumarse a la corrupción, y a llevar a cabo sus intereses personales. Hoy por hoy, no somos ricos, pero somos cooperativistas, que hemos logrado el sustento para 94 familias, y con una apuesta social y política clara ¡Esa es nuestra riqueza!

Hoy por hoy, no somos ricos, pero somos cooperativistas, que hemos logrado el sustento para 94 familias, y con una apuesta social y política clara ¡Esa es nuestra riqueza!

Martha Elena IglesiasLideresa de la cooperativa Planeta Verde

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